Es el segundo planeta del Sistema Solar en relación a su distancia al Sol y el más semejante a La Tierra por su tamaño, masa, densidad y volumen. Los dos se formaron en la misma época, a partir de la misma nebulosa.
Forma parte de los denominados planetas interiores o terrestres. Es conocido popularmente como la estrella de la mañana o estrella vespertina, dado que es poco antes del amanecer o en el anochecer cuando se muestra con mayor brillo.
Sin embargo, es un mundo infernal de grandes masas de nubes. No tiene océanos y su densa atmósfera provoca un efecto invernadero que eleva la temperatura hasta los 480 ºC. Es abrasador.
Los primeros astrónomos pensaban que Venus eran dos cuerpos diferentes porque, unas veces se ve un poco antes de salir el Sol y, otras, justo después de la puesta.
Venus gira sobre su eje muy lentamente y en sentido contrario al de los otros planetas. El Sol sale por el oeste y se pone por el este, al revés de lo que ocurre en La Tierra. Además, el día en Venus dura más que el año.
La superficie de Venus es relativamente joven, entre 300 y 500 millones de años. Tiene amplísimas llanuras, atravesadas por enormes rios de lava, y algunas montañas.
Venus tiene muchos volcanes. El 85% del planeta está cubierto por roca volcánica. La lava ha creado surcos, algunos muy largos. Hay uno de 7.000 km.
En Venus también hay cráteres de los impactos de los meteoritos. Sólo de los grandes, porque los pequeños se deshacen en la espesa atmósfera.
Las fotos muestran el terreno brillante, como si estuviera mojado. Pero Venus no puede tener agua líquida, a causa de la elevada temperatura. El brillo lo provocan compuestos metálicos.
La densa atmósfera de CO2 produce un efecto invernadero desbocado alcanzandose temperaturas de 482ºC en la superficie del planeta. El calor de la superficie permanece atrapado por la densa atmósfera. Venus posee de hecho temperaturas superiores a Mercurio.
Los vientos en el nivel de la nube son rápidos (350 km/h) y soplan hacia el Este y decrecen en profundidad siendo prácticamente inexistentes en la superficie. El origen de esta superrotación atmosférica no se conoce con precisión.