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Magnetosfera
Región con un intenso campo magnético que rodea un objeto astronómico. En el caso de la Tierra, por ejemplo, este campo magnético protege el planeta, a modo de escudo, de las partículas cargadas de alta energía procedentes del Sol (viento solar).

Magnitud
Sistema empleado en astronomía para la medida del brillo de los objetos celestes. Las estrellas más brillantes del cielo se clasifican como de primera magnitud, mientras que las más débiles, perceptibles a simple vista, pertenecen a la sexta magnitud. Entre ambas categorías se encuentran las magnitudes segunda, tercera, cuarta y quinta. Obsérvese que cuanto más brillo aparente muestra un objeto, menor resulta su magnitud. La escala se extiende hacia abajo (magnitud cero y magnitudes negativas) para astros muy brillantes, y más allá de sexta magnitud para objetos débiles que sólo se perciben con telescopios. En la actualidad, los métodos de medida permiten evaluar las magnitudes con decimales. El Sol tiene magnitud -26; la Luna llena -12; los objetos más débiles detectados tienen magnitud 30, aproximadamente. La escala puede adaptarse para evaluar no brillos aparentes, sino luminosidades intrínsecas, y entonces resultan las denominadas "magnitudes absolutas".

Mancha solar
Sobre la superficie visible del Sol se aprecian zonas oscuras llamadas manchas solares que surgen, participan de la rotación solar, cambian de forma y tamaño, y se disgregan o desaparecen. Suelen durar varios días, aunque las de mayor tamaño pueden mantenerse varias semanas. Una mancha solar típica presenta una zona interior más oscura, llamada umbra, rodeada de una zona de brillo intermedio y aspecto filamentoso, la penumbra. Las manchas se ven oscuras por su menor temperatura, unos 3.700 K en la umbra (5.700 K en la fotosfera circundante). La intensa concentración de campo magnético, que en las manchas puede ser miles de veces mayor que el campo magnético terrestre, inhibe los movimientos convectivos que calientan la fotosfera desde abajo, produciendo el enfriamiento relativo que hace las manchas más oscuras. En la umbra el campo magnético es más intenso y prácticamente vertical, mientras que en la penumbra su intensidad es menor y sus líneas se van poniendo horizontales. Las manchas suelen aparecer en grupos bipolares, con la mancha (o conjunto de manchas) líder, en el sentido de la rotación solar, con una polaridad magnética, y la última mancha (o conjunto), con la polaridad opuesta.

Mareas
En el ámbito terrestre, cambios periódicos del nivel del mar, producidos principalmente por las fuerzas gravitatorias que ejercen la Luna y el Sol. En el ámbito astronómico, los efectos de marea son un fenómeno más general, abundante y trascendental, que se da a todas las escalas (planetaria, estelar, galáctica) en cualquier situación en la que dos partes de un mismo cuerpo extenso se ven atraídas con diferente intensidad por otro cuerpo al estar a diferentes distancias de él. Por ejemplo, los lados cercano y alejado de una estrella con respecto al agujero negro hacia el que cae o dos lados opuestos de un cúmulo de galaxias que pasa junto a un cúmulo mayor. En el desgarramiento resultante no importa tanto el valor absoluto de la fuerza de gravedad como las pequeñas diferencias de ésta entre dos puntos opuestos del cuerpo que la sufre.  

Marte
Cuarto planeta del Sistema Solar por distancia al Sol. Durante siglos su color rojizo y cercanía a la Tierra han cautivado la imaginación del ser humano. Guarda numerosas similitudes con nuestro planeta pero es más pequeño (aproximadamente la mitad). Su atmósfera está compuesta esencialmente por dióxido de carbono pero es muy poco densa. Cada cierto tiempo, el viento es capaz de elevar importantes cantidades de polvo de la superficie formando enormes tormentas. Existen pruebas que sustentan la presencia de agua líquida en la superficie en grandes cantidades en el pasado. En la actualidad, el agua sólo se puede encontrar en estado sólido bajo la superficie y en pequeñas cantidades en los polos, aunque también podría fluir brevemente por su superficie. Las posibilidades de vida pasada son también motivo de gran interés y numerosas misiones espaciales han venido estudiando este planeta hace décadas.

Materia interestelar
Es la materia que se encuentra en el medio interestelar. En las galaxias elípticas el medio interestelar es relativamente pobre en gas y polvo, en las espirales la materia interestelar en cambio es abundante y se concentra sobre todo en el disco de la galaxia y en los brazos espirales. Debido a la materia interestelar, las estrellas se ven más débiles y enrojecidas, procesos que llamamos extinción interestelar y enrojecimiento interestelar. Existen zonas en las que la materia interestelar se hace evidente, son las nebulosas, en las que la densidad de la materia interestelar es tal que absorben y esparcen la luz de las estrellas de manera muy eficiente impidiendo su paso (nebulosas oscuras), o bien reflejan la luz de las estrellas cercanas (nebulosas de reflexión).

Materia oscura
Recientes observaciones sugieren que cerca del 95% de la energía del universo está en el sector "oscuro". Este sector está constituido por materia oscura (una forma de materia no luminosa) y energía oscura, cuyo origen y composición son desconocidos. La materia oscura constituye alrededor del 23 % del universo y está formada por partículas exóticas no bariónicas que interaccionan muy débilmente con la materia bariónica ordinaria.

Medio interestelar
Es el espacio que hay entre las estrellas dentro de una galaxia. Aunque parece vacío, hay gas (99%) y polvo (1%) distribuidos de un modo muy irregular. Se estima que en galaxias como la Vía Láctea el 10-15% de su masa reside en el medio interestelar. A partir de esta materia interestelar se forman las estrellas que, según su masa, la van devolviendo al medio interestelar suavemente en forma de vientos estelares o de explosiones de supernova al final de su vida. Estas explosiones calientan el medio interestelar hasta temperaturas de un millón de kelvin, y se forman burbujas de gas caliente e ionizado de muy baja densidad (fase caliente) que se van enfriando en contacto con el medio interestelar general neutro y más denso (fase fría), de unas decenas de kelvin. Se forman además unas zonas de transición de gas templado y de densidad intermedia (fase templada). El gas está compuesto mayoritariamente por hidrógeno y algo de helio y el polvo por partículas de hidrógeno, carbono y silicatos. La densidad del medio interestelar oscila entre una milésima y un millón de átomos de hidrógeno por cm3 (la masa de un átomo de H es de 1,67x10-24 gramos) [10 elevado a menos 24], que es pequeñísima comparada con las densidades terrestres, como por ejemplo la del agua que es de 1000 g/cm3 (cúbico) o la del oro que es de 19300 g/cm3.

Medio interplanetario
Material y campos magnéticos que pueblan el Sistema Solar en el espacio entre los cuerpos celestes (planetas, asteroides y cometas). Este medio está formado por polvo interplanetario, rayos cósmicos, plasma proveniente del viento solar y la combinación de los campos magnéticos del Sol y los planetas. La temperatura del medio interplanetario es aproximadamente de 100.000 K y su densidad muy baja, del orden de cinco partículas por centímetro cúbico en la vecindad de la Tierra. Esta densidad disminuye conforme aumenta la distancia al Sol (la relación es de proporcionalidad inversa con el cuadrado de la distancia). El reflejo de la luz solar en las partículas pulverulentas del medio interplanetario da lugar a un resplandor difuso que recibe el nombre de luz zodiacal y luz antisolar (gegenschein).

Megalito
Del griego megas (gran) y litos (piedra). Se trata de una gran roca con la que se ha construido una estructura o monumento. Esta construcción puede estar compuesta sólo de una de estas rocas o de varias. En el lenguaje común, suele denotarse por megalito a una gran piedra erigida por hombres prehistóricos del Neolítico o el comienzo de la Edad de Bronce, como monumento o marcador con un objetivo aún discutido. Stonehenge (situado en Wiltshire, Inglaterra) es uno de los ejemplos más conocidos de este tipo de construcciones prehistóricas. Entre las funciones de uso propuestas por los arqueólogos se incluye el de observatorio astronómico. Hay en el mundo otros megalitos erigidos con motivaciones claramente astronómicas.

Mercurio
El planeta del Sistema Solar más cercano al Sol. Es el más pequeño de nuestro Sistema y posee la segunda mayor densidad, ligeramente inferior a la de la Tierra. Su órbita es bastante elíptica, con un radio medio de casi 0,4 UA. Posee una tenue atmósfera básicamente compuesta de potasio y sodio y las temperaturas oscilan fuertemente entre la cara nocturna y diurna. Su formación geológica más reseñable es la cuenca Caloris, formada probablemente por el impacto con otro cuerpo. Observado desde la Tierra sólo puede verse en las cercanías del crepúsculo o del amanecer, nunca demasiado lejos de nuestra estrella. En la actualidad, la misión Messenger de la NASA está aportando una enorme cantidad de información sobre este planeta.

Meteorito
Se denomina así a toda partícula extraterrestre que penetra en la atmósfera terrestre y que tiene un tamaño suficiente como para sobrevivir a la fricción y llegar hasta el suelo. A ese fragmento de roca proveniente del espacio lo llamaremos meteorito. Los meteoritos producen en la atmósfera estrellas fugaces (o meteoros) de gran brillo conocidos como bólidos. No es extraño que los meteoritos se rompan en su vuelo atmosférico y caigan en varios fragmentos sobre la superficie terrestre. Observaciones de estos bólidos permiten reconstruir las trayectorias y obtener la zona de la superficie dónde han caído, lo que ayuda a su recuperación para su posterior estudio. Los meteoritos pueden ser rocosos, metálicos, o una mezcla de ambos. Su estudio nos informa sobre la composición e historia de los cuerpos del Sistema Solar. Se han recuperado más de 31.000 meteoritos, la caída de más de 1.000 fue observada por algún testigo.

Meteoro
Un meteoro es un fenómeno atmosférico, que puede ser aéreo, como los vientos; acuoso, como la lluvia o la nieve; luminoso, como el arco iris, el parhelio (aparición simultánea de varias imágenes del Sol reflejadas en las nubes y por lo general dispuestas simétricamente sobre un halo) o la paraselene (varias imágenes de la Luna reflejadas en las nubes); y eléctrico, como el rayo y el fuego de Santelmo. También se llama meteoro al rastro luminoso dejado en la atmósfera por cualquier cuerpo que entre en ella a gran velocidad, como es el caso de las llamadas estrellas fugaces, que pueden verse sobre todo en las noches con lluvia de estrellas, como la lluvia de las Perseidas. Se llaman bólidos a aquellos meteoros cuya luminosidad sea superior a la del planeta Venus. Si un bólido es más brillante que la Luna llena podrá sobrevivir y llegar al suelo en forma de meteorito.

Microondas
Radiación electromagnética con longitudes de onda comprendidas, aproximadamente, entre 1 mm y 1m, es decir, entre el infrarrojo y las ondas de radio. Muchos autores consideran las microondas como un segmento del espectro incluido dentro de las ondas de radio. La atmósfera posee varias ventanas de transmisión de microondas, que se utilizan para estudiar el universo frío. De especial relevancia resultan los estudios de formación estelar, objetos subestelares y, sobre todo, de la radiación cósmica de fondo, en todos los cuales es clave la tecnología de detección de microondas.

Misión espacial
Se llama misión espacial a cada uno de los satélites artificiales o sondas que se envían, con instrumentos a bordo, para hacer observaciones astronómicas o de investigación de la Tierra. Los satélites son misiones en órbita alrededor de la Tierra, del Sol, de cualquier cuerpo del Sistema Solar o alrededor de los puntos de Lagrange, en cambio las sondas espaciales son enviadas hacia su destino sin posibilidad de retorno. Ejemplos de sondas espaciales son las naves Voyager 1 y 2 que actualmente están saliendo ya fuera del Sistema Solar. Los satélites artificiales, al final de su vida útil, se convierten en basura espacial a no ser que se les haga descender hasta penetrar en la atmósfera donde, por rozamiento, acaban por desintegrarse.

Monturas de telescopios
Un telescopio astronómico posee una parte central, el dispositivo óptico encargado de captar las imágenes y registrarlas y analizarlas, o bien prepararlas para su observación por el ojo humano. Pero la parte óptica del telescopio requiere apoyarse sobre un dispositivo mecánico robusto y preciso que permita apuntar la parte óptica hacia el firmamento y mantener la dirección de apuntado en el curso de la observación. Ese sistema mecánico recibe el nombre de montura. Un telescopio normal debe poder apuntar a cualquier lugar del firmamento y, en consecuencia, debe descansar sobre un sistema que conste de al menos dos ejes. Normalmente esos ejes son perpendiculares entre sí, pero se pueden disponer de varias maneras distintas. El diseño más simple desde el punto de vista mecánico corresponde a colocar un eje vertical y otro horizontal, de modo que el telescopio pueda ejecutar movimientos combinados arriba-abajo e izquierda-derecha. Se obtiene así la montura de tipo horizontal, también llamada altacimutal o acimutal. La mayoría de los telescopios grandes modernos poseen este tipo de montura. Un diseño alternativo lo constituyen las monturas de tipo ecuatorial, donde un eje es paralelo al aje de rotación terrestre y el otro está contenido en el plano del ecuador. De este modo el telescopio puede moverse en direcciones norte-sur y este-oeste. El sistema ecuatorial simplifica notablemente el control y manejo del telescopio, pero a costa de complicar la mecánica, lo cual lo hace adecuado para telescopios pequeños y de tamaño intermedio, pero inviable para grandes aparatos de la clase ocho metros o mayores.

Movimiento propio
Se denomina movimiento propio de una estrella a la variación real de su posición en el cielo debido al movimiento relativo entre ella y el Sol, sin tener en cuenta otros efectos. El movimiento propio es, por lo tanto, una medida del desplazamiento verdadero de la estrella con respecto al Sistema Solar y está producido por la rotación de las estrellas alrededor del centro de nuestra Galaxia. Dada la distancia a la que se encuentran las estrellas, sus movimientos propios son imperceptibles al ojo humano y sólo pueden medirse por medios muy precisos y después de años o incluso siglos de observación de las posiciones respecto a un punto fijo. Ésta es la razón por la que las constelaciones parecen inalteradas desde la época de las primeras observaciones realizadas por astrónomos chinos y griegos.

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