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La Carrera Espacial
Vista de la Tierra desde la nave Apolo 8 en órbita lunar
La Tierra desde la Luna fotografiada por la nave tripulada Apolo 8, es una de las fotografías más impresionantes de la exploración espacial humana.
La Carrera Espacial fue una competición tecnológica entre la Unión Soviética y Estados Unidos que tuvo como gran objetivo la Luna. En esa época el prestigio nacional y político de las dos superpotencias estaba en juego y la tecnología espacial fue la mejor carta de presentación al mundo de la supremacía capitalista o comunista, por lo tanto nadie escatimó esfuerzos con tal de llegar al objetivo.

Todo ese derroche de medios tuvo una gran repercusión en el campo industrial y tecnológico, pero sobre todo, constituyó un hecho histórico que se adelantó en al menos un siglo al curso normal de la historia. Lo que demostró es que cuando hay voluntad política y ganas de hacer bien las cosas el ser humano puede conseguir cualquier cosa por muy difícil que esta sea.

Es realmente asombroso que se llegara a la Luna hace más de 40 años y que no se piense en volver al menos a corto plazo hasta al menos a mediados de este siglo. Los primeros viajes del hombre a la Luna, las misiones Apolo, constituyen un acontecimiento histórico que aparentemente se ha adelantado en un siglo al curso normal de la historia, especialmente en lo que se refiere a la era espacial y al avance científico. No es frecuente que ocurran cosas como ésta. El viaje de Cristóbal Colón, con connotaciones parecidas al de los astronautas del Apolo 11, no se adelantó a los acontecimientos históricos de la época. Todo lo contrario, quizá se realizó con un cierto retraso frente a lo que entonces hubiera sido lo normal. Desde otra perspectiva, podría decirse que el avión de pasajeros supersónico Concorde se adelantó a la historia. Voló por primera vez el 9 de Abril de 1969. Sin embargo, a pesar del tiempo transcurrido desde entonces, la aviación comercial supersónica aún no ha logrado imponerse en nuestra civilización. Pero no se puede considerar la aparición de este avión como un acontecimiento histórico, sino más bien como un pequeño avance tecnológico en una época que aún no está preparada para ello, a diferencia del hecho de que el hombre pusiera por primera vez su pie en otro cuerpo celeste.

La Guerra Fría

En 1945, después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y la Unión Soviética se embarcaron en una amarga Guerra Fría de espionaje y propaganda. La exploración espacial y la tecnología de satélites alimentaron la guerra fría en ambos frentes. El equipamiento a bordo de satélites podía espiar a otros países, mientras que los logros espaciales servían de propaganda para demostrar la capacidad científica y el potencial militar de un país. Los mismos cohetes que podían poner en órbita a un hombre o alcanzar algún punto de la Luna podían enviar una bomba atómica a una ciudad enemiga cualquiera. Gran parte del desarrollo tecnológico requerido para el viaje espacial se aplicaba igualmente a los cohetes de guerra como los misiles balísticos intercontinentales. Junto con otros aspectos de la carrera armamentística, el progreso en el espacio se mostraba como un indicador de la capacidad tecnológica y económica, demostrando la superioridad de la ideología del país. La investigación espacial tenía un doble propósito: podía servir a fines pacíficos, pero también podía contribuir en objetivos militares.

Las dos superpotencias trabajaron para ganarse una ventaja en la investigación espacial, sin saber quién daría el gran salto primero. Habían sentado las bases para una carrera hacia el espacio, y tan solo esperaban el disparo de salida.

Comienza la  Carrera Espacial

El 4 de octubre de 1957, la antigua URSS lanzó con éxito el Sputnik 1, el primer satélite artificial en alcanzar la órbita, y comenzó la carrera espacial. Por sus implicaciones militares y económicas, el impacto del Sputnik fue tremendo, causó miedo y provocó debate político en Estados Unidos. Al mismo tiempo, el lanzamiento del Sputnik se percibió en la Unión Soviética como una señal importante de las capacidades científicas e ingenieriles de la nación.


El Sputnik 1
Sergei Korolev, el ingeniero jefe que diseñó el cohete R-7 en una lanzadora tipo A que puso al Sputnik en órbita, diseñaría más tarde el N-1, cuyo objetivo era enviar cosmonautas a la Luna.

Para Estados Unidos, los sobresaltos no iban a terminar con el Sputnik 1. En noviembre de 1957, sólo un mes después, los soviéticos colocaron en órbita terrestre el primer ser vivo, la perra Laika. Era evidente que en la URSS se estaba planeando enviar hombres al espacio. Laika era sólo el primer ensayo. En esa época no existía la tecnología para recuperar a Laika tras el vuelo, y murió de estrés y sobrecalentamiento poco después de llegar al espacio. En 1960, las perras rusas Belka y Strelka orbitaron la Tierra y regresaron con éxito. El programa espacial estadounidense importó chimpancés de África y envió al menos a dos al espacio antes de lanzar a su primer ser humano.
Lo que más desconcertó a los especialistas americanos fue comprobar que la carga útil de este segundo lanzamiento, compuesta por el Sputnik 2 y la tercera etapa del cohete lanzador en donde estaban instalados diversos instrumentos científicos pesaba 4.250 kilos, algo inconcebible en aquellos años.

Casi cuatro meses después del lanzamiento del Sputnik 1, Estados Unidos consiguió lanzar su primer satélite, el Explorer I, lanzado por el cohete Juno 1, el Explorer I pesaba 14 kilos frente a los 85 kilos del Sputnik 1. Durante ese tiempo se habían producido varios lanzamientos fallidos y publicitariamente embarazosos de cohetes Vanguard desde Cabo Cañaveral.

Los primeros satélites se utilizaron con fines científicos. Tanto el Sputnik como el Explorer I fueron lanzados como parte de la participación de ambos países en el Año Geofísico Internacional. El Sputnik ayudó a determinar la densidad de la atmósfera superior y los datos de vuelo del Explorer I llevaron al descubrimiento del cinturón de radiación de Van Allen por James Van Allen.

Durante aquellos primeros años de la era espacial, la supremacía de los soviéticos estaba basada en su capacidad para fabricar lanzadores de gran potencia. Los EE.UU, se vieron forzados a tomar medidas de importancia para intentar reducir esta gran ventaja. Entre ellas, la más espectacular fue la creación, en Octubre de 1958, de la NASA, (Administración Nacional Aeronáutica del Espacio), reuniendo un equipo de más de 8000 científicos y técnicos. Con dos objetivos prioritarios: el uso militar del espacio y el prestigio nadional.

Centro espacial de la NASA
Tras el éxito sovietico de colocar el primer satélite en órbita, los estadounidenses centraron sus esfuerzos en enviar una sonda a la Luna. Llamaron programa Pioneer al primer intento de conseguir esto. El programa Luna soviético empezó a funcionar con el lanzamiento de la Luna 1 el 4 de enero de 1959, convirtiéndose en la primera sonda en llegar a la Luna. Además del programa Pioneer, había tres programas estadounidenses específicos: el programa Ranger, el programa Lunar Orbiter y el programa robótico Surveyor, con el objetivo de buscar lugares de alunizaje potenciales para el programa Apolo.

En Octubre de 1959 los soviéticos lanzaron la Luna 3, que pasó alrededor de la Luna y fotografió su cara oculta, que nunca puede verse
desde la Tierra. Se hacía evidente que los soviéticos habían elegido la Luna como primer objetivo espacial para sus cosmonautas.

El 12 de Abril de 1961 los soviéticos volvieron a sorprender al mundo entero poniendo en órbita a Yuri Gagarin, el primer ser humano que accedía al espacio exterior a bordo de la nave Vostok, impulsada por el cohete A-1, derivado del que lanzó el Sputnik 1, pero con muchos avances tecnológicos. Tenía 33 motores que combinaban un impulso de medio millón de kilos.
El cohete A-1 despegando
Gráfico del viaje de Gagarin
Representación de la nave Vostok
Yuri Gagarin en su cápsula Vostok
Ante esta sucesión de acontecimientos, los consejeros políticos, militares y espaciales del presidente de los EE.UU. subrayaron la imperiosa necesidad de sobreponerse al empuje de los soviéticos.

A toda prisa 23 días después de Gagarin, los americanos en la misión Freedom 7, enviaron en la diminuta cápsula Mercury a Alan Shepard que fue el primer estadounidense en entrar en el espacio, en una misión suborbital.

El presidente Kennedy pasados 42 días desde el vuelo de Gagarin prometió a los americanos que debía ponerse como objetivo poner un hombre en la Luna y hacer que vuelva sano y salvo a la Tierra antes de que termine esta década.

Sin embargo la hazaña de los soviéticos sólo fue alcanzada por los americanos con John Glenn, en la Friendship 7, se convirtió en el primer estadounidense en orbitar la Tierra, completando tres órbitas el 20 de febrero de 1962. En aquel momento los soviéticos ya habían lanzado 48 misiones orbitales.

La soviética Valentina Tereshkova se convirtió en la primera mujer en el espacio el 16 de junio de 1963 en la última nave Vostok 6. Este era un vuelo conjunto con la nave Vostok 5, pilotada por Valeri Bikovski.

Foto de Valentina Tereshkova
Valentina Tereshkova
Durante esta misión se realizaron investigaciones médico-biológicas, se validaron y analizaron asuntos relativos al desarrollo de los sistemas de las naves. También fue durante esta misión que el problema de la alimentación de los cosmonautas fue resuelto satisfactoriamente.

Si bien la cosmonave Vostok dejó de ser usada en vuelos tripulados para dar paso a los tipos Voskhod y Soyuz, más sofisticados y con mayores capacidades, el ingenioso diseño de la Vostok ha sido utilizado como base para varios modelos de satélites artificiales, algunos de los cuales todavía prestan servicio, como los satélites de reconocimiento del tipo Fotón, usados desde 1985, el último de los cuales despegó recién el 31 de mayo desde el cosmódromo de Baikonur con una buena parte de su carga útil proporcionada por la Agencia Espacial Europea.

Korolev había planeado más misiones Vostok con duraciones mayores, pero tras el anuncio del Programa Apolo de la NASA, el primer secretario Jrushchov demandó más primeros puestos. El primer vuelo con más de dos tripulantes, la Voskhod 1 de la URSS, una versión modificada de la Vostok, despegó el 12 de octubre de 1964 llevando a bordo a Komarov, Feoktistov y Yegorov. Este vuelo también marcó la primera vez que una tripulación no llevó trajes espaciales.

El escenario estaba dispuesto para otro gran triunfo soviético, el primer paseo por el espacio. Alexei Leonov, en la Voskhod 2, lanzada por la URSS el 18 de marzo de 1965, llevó a cabo el primer paseo espacial. Esta misión casi termina en desastre; Leonov estuvo cerca de no poder regresar a la cápsula y, debido a una deficiencia en el retropropulsor, la nave aterrizó a 1600 km de su objetivo. Por aquel entonces Jrushchov había abandonado el cargo y el nuevo liderazgo soviético no se iba a comprometer a un esfuerzo completo. Este sería el último triunfo soviético del programa espacial tripulado. Ese año un americano también flotó en el espacio, Edward White
Imagen de Alexei Leonov
durante la misión Gemini IV el 3 de junio de 1965. Estimulado por el éxito soviético pasó 21 minutos fuera de la nave Géminis.

Aunque los logros conseguidos por EEUU y la URSS proporcionaron mucho orgullo a sus respectivas naciones, el clima ideológico aseguró que la carrera espacial continuaría al menos hasta que el primer humano caminara sobre la Luna. Antes de este logro, hizo falta que naves sin tripular exploraran primero la Luna mediante fotografías y demostraran su habilidad para alunizar con seguridad.

La URSS mostró una mayor ambivalencia sobre la visita humana a la Luna. El líder soviético Jrushchov no quería ni ser "vencido" por otra potencia ni los gastos de un proyecto así. En octubre de 1963, afirmó que la URSS "no planeaba en la actualidad ningún vuelo de cosmonautas a la Luna",
Alexei Leonov pasó 10 minutos en el vacío del espacio.
al tiempo que añadía que no habían abandonado la carrera. Pasó un año antes de que la URSS se comprometiera a intentar un alunizaje.

Korolev, el diseñador jefe de la la agencia espacial rusa, había empezado a anunciar que sus naves Soyuz y el cohete de lanzamiento N-1 tenían la capacidad de hacer un alunizaje tripulado. Jrushchov ordenó a la oficina de diseño de Korolev que consiguiera nuevos primeros puestos en el espacio modificando la tecnología Vostok existente, mientras que un segundo equipo empezó a construir un lanzador y una nave completamente nuevos, el cohete Protón y el Zond, para un vuelo sublunar tripulado en 1966. En 1964, la nueva cúpula soviética le dio a Korolev el respaldo para el proyecto de alunizaje tripulado y pusieron todos los proyectos tripulados bajo su dirección. Con la muerte de Korolev y el fracaso del primer vuelo de la Soyuz en 1967, la coordinación del programa de alunizaje soviético se deshizo rápidamente. Los soviéticos construyeron un módulo de alunizaje y seleccionaron cosmonautas para la misión que habría colocado a Alexei Leonov sobre la superficie lunar, pero con los sucesivos fracasos de lanzamiento del cohete N1 en 1969, los planes para el alunizaje tripulado sufrieron primero retrasos y más tarde la cancelación.
Los americanos por otro lado después de diseñar el plan que les llevaría a la Luna mediante acoplamientos en órbita, comenzaron sus primeros ensayos. El primer encuentro espacial tuvo lugar entre la Gemini 6 y la Gemini 7, ambas naves estadounidenses, el 15 de diciembre de 1965. Su sucesora, la Gemini 8, realizó el primer acoplamiento espacial el 16 de marzo de 1966. El primer acoplamiento espacial automático enganchó a las naves soviéticas Cosmos-186 y Cosmos-188 (dos Soyuz sin tripulación) el 30 de octubre de 1967.

También hubieron éxitos con sondas no tripuladas. La Unión Soviética fue la primera en enviar sondas planetarias, a Venus y Marte, en 1960. La Venera 1 pasó entre el 19 y el 20 de mayo de 1961 a 100.000 km de Venus, sin mandar datos. La primera nave que sobrevoló con éxito Venus, la estadounidense Mariner 2, lo hizo el 14 de diciembre de 1962. Envió de vuelta datos sorprendentes sobre la alta temperatura de la superficie y la densidad del aire de Venus. Como no llevaba cámaras, sus descubrimientos no captaron la atención del público como lo harían las imágenes de las sondas espaciales, que excedían ampliamente la capacidad de los telescopios terrestres. La Venera 3 soviética lanzada el 16 de noviembre de 1965 con la misión de aterrizar en el planeta Venus e impactó su superficie el 1 de marzo de 1966, convirtiéndose en la primera sonda terrestre hacer contacto con otro planeta.
Venera 3 y el planeta Venus
La Sonda Venera 3 y el planeta Venus
El Luna 9, apodado Lunik 9, fue una nave soviética no tripulada del programa espacial ruso que se lanzó el 31 de enero de 1966. La sonda alunizó exitosamente el 3 de febrero del mismo año en el Mar de las Tempestades (en las coordenadas 7,08ºN-64,4ºW). Fue el primer objeto construido por el hombre en posarse suavemente en otro cuerpo celeste. Cuando se posó abrió sus largas placas con forma de pétalo y tomó fotos del panorama. Trasmitió fotos y datos durante tres días.
Primera foto del suelo de la Luna
Primera fotografía tomada desde el suelo Lunar de la sonda Luna 9.
El año 1967 fue dramático para las dos superpotencias. Los diseños de las nuevas naves que servirían para ir a la Luna, la Apolo americana y la Soyuz soviética se cobraron las primeras víctimas. En Estados Unidos, los primeros astronautas que murieron durante la participación directa en el viaje espacial o su preparación sirvieron en el Apolo 1: el piloto comandante Virgil "Gus" Grissom, el piloto senior Edward White y el piloto Roger Chaffee. Murieron en un incendio producido durante una prueba en tierra el 27 de enero de 1967.

Los vuelos de la Soyuz 1 y la Soyuz 11 soviéticas también tuvieron como resultado la muerte de cosmonautas. La Soyuz 1, puesta en órbita el 23 de abril de 1967, estaba tripulada por un solo cosmonauta, el coronel Vladímir Komarov, que murió al estrellarse la nave tras su reentrada en la Tierra.

Sin embargo los americanos se sobreponieron a esta tragedia. La nave Apolo fue rediseñada, se aplicaron nuevas medidas de seguridad y después de muchas pruebas se lanzó Apolo 8 el 21 de diciembre de 1968, fue el primer viaje espacial tripulado que alcanzó una velocidad suficiente para escapar del campo gravitacional del planeta Tierra; el primero en entrar en el campo gravitacional de otro cuerpo celeste; el primero en escapar del campo gravitacional de otro cuerpo celeste; y el primer viaje tripulado en regresar a la Tierra desde otro cuerpo celeste. Los tres hombres de la tripulación formada por el Comandante de la Misión Frank Borman, el Piloto del Módulo de Mando Jim Lovell, y el Piloto del Módulo lunar Bill Anders se convirtieron en los primeros seres humanos en ver la cara oculta de la Luna con sus propios ojos, así como los primeros en ver la Tierra desde una órbita alrededor de otro cuerpo celeste. La misión fue también el primer lanzamiento tripulado de un Saturno V y la segunda misión tripulada del Programa Apolo.

Tripulación del Apolo 8
I-D: Lovell, Anders y Borman en el simulador
Superficie lunar desde el Apolo 8
Superficie Lunar vista desde la órbita de la Luna por el Apolo 8
El Apolo 9, lanzado el 3 de marzo de 1969. Sería el encargado de probar el módulo lunar. Fue la tercera misión tripulada del programa Apolo. Poco después fue lanzado el Apolo 10 el día 18 de mayo de 1969 con Thomas P. Stafford -comandante-, John W. Young y Eugene A. Cernan a bordo.

Esta misión fue una combinación de las dos anteriores, ya que por primera vez se situó el módulo lunar L.M. en una órbita próxima a la Luna, y se realizaron allí las maniobras necesarias que ya se habían efectuado en órbita alrededor de la tierra. El día del alunizaje estaba cada vez más cerca.

Viaje a la Luna. El primer alunizaje.

Habían transcurrido poco más de diez años desde el lanzamiento del Sputnik 1, durante los cuales la actividad espacial en EE.UU. había sido muy intensa y encaminada principalmente a preparar el primer viaje del hombre a la Luna. Se había proyectado, construído y probado un cohete gigante y una extraña nave lunar. Se habían hecho dos ensayos generales (Apolo 8 y 10) del viaje definitivo a la Luna. A pesar de su gran complejidad, toda aquella parafernalia había funcionado increíblemente bien. Ahora sólo quedaba ir a la Luna, pisarla y explorarla, aunque esto último tuviera que reducirse a zonas muy pequeñas y debiera realizarse con muy pocos medios técnicos y científicos.

Misión Apolo 11:

Viaje de ida. El 16 de Julio de 1969, a las 15 horas y 32 minutos, se lanzó la misión Apolo 11, cuyo destino era posarse por primera vez en la superficie de la Luna. Como estaba previsto, se utilizó el Saturno V, un gigantesco cohete de más de 100 metros de altura, siete veces más potente que el de Gagarin, con la nave Apolo como carga útil y con los astronautas Neil A. Armstrong, comandante de la misión; Michael Collins, piloto del Módulo de Mando y Edwin E.(Buzz) Aldrin Jr., piloto del Módulo Lunar. (Los vemos de izquierda a derecha en la foto)
Tripulación del Apolo 11
El cohete Saturno V despegando
Foto de la Tierra a mitad de camino a la Luna
Vista de la Tierra desde el Apolo 11
Despegue del Saturno V
Desde el interior del Módulo de Mando los astronautas tomaron esta foto de la Tierra
La Tierra, a mitad de camino de la Luna
Todas las fases de lanzamiento y de la inserción en órbita terrestre fueron normales. Doce minutos después de éste, la nave entraba en órbita terrestre de aparcamiento. Durante esta primera órbita se realizaron las comprobaciones necesarias para garantizar que no se habían producido desperfectosa en el lanzamiento. La segunda órbita era más crítica, porque era necesario realizar la inyección de órbita translunar (Tierra-Luna) precisamente al paso de la nave por el antípodo. Esta se efectuó sin novedad a las 18:22, encendiendo por segunda vez el único motor de la tercera etapa del Saturno V que aceleró la nave a 39.800 km/h para iniciar un vuelo de sesenta y seis horas hacia la Luna. La inyección efectuada puso a la nave en una trayectoria elíptica; pero como la Luna se mueve continuamente, la elipse se deforma poco a poco y adquiere la forma de un ocho. Esta órbita tiene la ventaja de introducir un factor de seguridad muy conveniente para las primeras horas del vuelo, pues es una órbita de retorno directo, que en el supuesto de que algo no funcione bien, permite a la nave volver a la Tierra sin ninguna corrección de órbita y sin consumo de energía.

A las 18:49 se efectuó la maniobra de transposición (acoplamiento del Módulo de Mando y Servicio con el Módulo Lunar), con lo que la nave Apolo quedó ya configurada en su forma final.
Trayectoria del primer viaje a la Luna
Trayectoria de Ida y Vuelta
Partes del Módulo de Mando y de Servicio
Partes del Módulo lunar
A partir de este momento, tanto en el viaje de ida como en el de vuelta, la nave Apolo debería girar lentamente en torno a su eje longitudinal mientras avanzaba por su órbita, como si se tratara de una pieza de caza en una barbacoa. El objeto de esta rotación era evitar que los rayos de Sol calentaran demasiado una de las caras de la nave al incidir constantemente sobre ella. Casi dos horas después se procedió a colocar la tercera etapa del Saturno V en una órbita solar. La velocidad de la nave se fue reduciendo progresivamente debido a la fuerte atracción ejercida por la Tierra. A las 06:17 del día 17 se hizo la primera corrección de trayectoria, encendiendo durante tres segundos el motor del Módulo de Servicio. Esta corrección sacó a la nave Apolo de su órbita de retorno directo y la colocó en una de tipo híbrida, muy próxima a la anterior, pero más apropiada para efectuar las operaciones de entrada en órbita lunar con el mínimo consumo de combustible.

El día 18, a las 05:12, la nave Apolo alcanzó su mínima velocidad: 3280 Km/h. A partir de este momento entró en la esfera de influencia gravitatoria de la Luna y su velocidad empezó a aumentar progresivamente. El día 19, a las 19:28, cuando la nave se encontraba precisamente en el antípodo lunar, sin ninguna posibilidad de comunicarse con la Tierra, pues la Luna se interponía entre ambas, los astronautas encendieron de nuevo el motor del Módulo de Servicio, esta vez durante seis minutos aproximadamente, con lo cual la nave entró en una órbita lunar elíptica (113x313 km), que posteriormente se circularizó (100x122 km) con un período orbital de dos horas aproximadamente.
Representación de la nave Apolo 11 en órbita lunar
Simulación de la nave Apolo 11 en órbita lunar
A las 00:57 del día 20, Armstrong y Aldrin realizaron una breve visita de inspección al Módulo Lunar, entrando en él por el túnel de acoplamiento. Como encontraron todo en perfecto estado, regresaron al Módulo de Mando. A las 15:27 los dos astronautas volvieron a pasar al Módulo Lunar para preparar la separación y el alunizaje. A las 19:46 el Módulo Lunar se separó ligeramente del Módulo de Mando y Servicio.
Michael Collins en el Módulo de Mando
Vista del Módulo de Mando
Michael Collins procede a la separación
Vista frontal del Módulo de Mando y de Servicio, llamado Columbia, a bordo el astronauta Michael Collins  una vez concluída la separación.
El módulo lunar orientando su trayectoria
El Módulo Lunar con los astronautas Armstrong y Aldrin dentro iniciando las maniobras de descenso
El módulo de Mando y Servicio en órbita lunar
Michael Collins se quedará en órbita lunar dentro del Módulo de Mando con forma de cono mientras sus compañeros descienden en el LEM (Módulo de Excursión Lunar) o también llamado Módulo Lunar.
Interior del módulo lunar
Interior del Módulo lunar, llamado "Águila". la histórica nave que iba a descender y aterrizar en la Luna por primera vez en la historia de la humanidad
A las 21:08 se encendió brevemente y por primera vez el motor de la Etapa Descendente del Módulo Lunar y éste, poco después de alejarse del Módulo de Mando, inició un descenso balístico (sin propulsión) hacia la superficie de la Luna. Hasta el momento todo había salido perfecto y exactamente igual a como lo habían planeado y simulado en innumerables ejercicios. Sin embargo a partir de ahora surgirían algunas dificultades, pues en contra de lo que se había creído, aquel histórico viaje no estuvo carente de sobresaltos. Hubo que realizar muchas maniobras que jamás se habían efectuado, salvo en los innumerables ejercicios de entrenamiento. En cualquier momento hubiera podido surgir un imprevisto catastrófico.

La maniobra de descenso tenía una duración de 1 hora y 32 minutos. Eran momentos muy tensos. En el Módulo Lunar había que hacer muchas cosas en muy poco tiempo (comprobar sin la trayectoria era correcta, vigilar el estado de los motores y las lecturas del radar de aproximación, verificar todos los parámetros del módulo, etc.). A los cuarenta y seis minutos de haber iniciado esta maniobra, Armstrong, sensiblemente preocupado, exclamó:

- ¡Alarma en el Computador de a bordo! Es la 1202. ¿Qué demonios significa ese número? No los sé todos de memoria.
Neil Armstrong controlando el módulo lunar
Neil Armstrong en el ordenador del Módulo Lunar
Alarma del panel del LEM
La alarma del módulo lunar
La alarma en el ordenador de a bordo puso a todos nerviosos
La alarma 1202 indicaba una saturación en el ordenador de la nave
Inmediatamente Aldrin se puso a buscar en la documentación de a bordo el significado de aquel nefasto número. Indicaba que el ordenaro estaba saturándose (recibía más información de la que podía procesar). Si la alarma continuaba anularía todas las funciones del piloto automático: el control de empuje del motor, guía de navegación, etc..

Desde Houston les dijeron: Adelante. Seguimos.

Al recibir el mensaje de confirmación Armstrong tecleó la clave P-30, una orden que cambiaba el programa. A partir de entonces serían los IBM 360-75 de Houston los que procesasen los datos del radar del Águila. Así el ordenador del Módulo Lunar con sus modestos 4K de memoria Ram una vez descargado de ese trabajo dejó de parpadear.

A los 6 minutos de frenado, el Águila se había enderazado hasta llegar a los 60º y los astronautas podían ver la Luna. Volaban a 500 km/h en horizontal y perdían altura a 140 Km/h.
Buzz Aldrin leyendo los indicadores
Superficie lunar antes de alunizar
Buzz, Aldrin, piloto del Módulo Lunar
Superficie Lunar desde el LEM, a 3 km del suelo
Estaban a poco más de 3 kms del suelo y Armstrong veía la zona de alunizaje a unos 7 kms. Unos puntitos rojos grabados en el cristal de la ventanilla le permitían central el punto de descenso. De pronto se registró una nueva alarma de saturación en el ordenador, la 1201. Pero Armstrong ya estaba a punto de pasar a la fase final de descenso. Ahora estaban en vuelo controlado, con motor de frenado encendido, así como los de dirección y posicionado (éstos muy pequeños), se encontraban a 300 metros de la Luna.

La velocidad vertical es este momento de sólo unos 40 km/h y su empuje de 1000 kg.

A sólo 125 metros del suelo los astronautas caen en la cuenta de que la dirección automática que lleva la nave parece conducir hacia un peligroso cráter de unos 200 metros lleno de rocas sueltas, con el consiguiente peligro de volcar. La única salvación posible será la de maniobrar ellos mismos y dirigir personalmente la nave. Armstrong quien en su calidad de comandante se hace cargo de esta situación. Armstrong teclea P-66; este control hace que el impulso del retrocohete siga en funcionamiento automático menos el control de traslación.

Bajo control manual, el módulo se deslizó medio kilómetro en horizontal sobrevolando el cráter. Eso prolongó más la maniobra, entre tanto, el combustible alcanzaba niveles peligrosamente bajos. Armstrong, pegado a la ventanilla, ya no miraba las ninguno de los diales e indicadores. Escuchaba a Aldrin leerle los datos de altura y velocidad vertical.

Con sólo 1 minuto de combustible en sus depósitos, el Águila aún estaba a 10 metros de altura y revoloteaba como un moscardón. Fuera, el escape del motor levantaba nubes de polvo que enturbiaban la visión. En el panel de mandos se encendió la luz de cantidad, equivalente a la reserva de un automóvil.


El siguiente mensaje desde Houston tenía dos palabras: "30 segundos" (de combustible), lo cual significaba ahora o nunca. El ritmo cardíaco de Armstrong subió rápidamente. Si se terminaba el combustible, el Módulo Lunar caería bruscamente al suelo y aunque ya estaba muy cerca de la superficie era muy endeble y podría dañarse lo que imposibilitaría el regreso. Armstrong sabía que a los 15 segundos de reserva tendría que abortar la misión.

-75 pies, 40 pies, 30, 20, 10...
-¡Luz de contacto. Paro el motor. El Águila ha alunizado!
Foto del cráter donde iban a alunizar
El módulo lunar Águila posado en la superficie
Armstrong sobrevoló un cráter en el que iban a alunizar
El Águila, posado en la superficie lunar, en la zona central de la zona ecuatorial de la Luna, al suroeste del Mar de la Tranquilidad, en un punto situado a 0,7º latitud norte y 23,4º longitud este.
Eran las 102 horas y 42 minutos desde el despegue. El Águila cayó a plomo el último medio metro. En la débil gravedad lunar el golpe no resultó fuerte.

El plan lunar era permanecer en la Luna menos de 24 horas. Los astronautas deberían dormir 4 horas antes de salir a la superficie, sin embargo los astronautas después de desactivar el motor y comprobaciones pidieron a Houston salir a la superficie antes de lo previsto.

6 horas después de alunizar, Armstrong abrió la escotilla. La portezuela del Águila tenía menos de 1 metro de altura y estaba junto al suelo de la cabina. Armstrong tuvo que arrodillarse y salir a 4 patas y como un cangrejo, mientras Aldrin le guiaba para que la mochila de su escafandra no topara con el marco. Ya en el exterior, Armstrong se puso de pie en la pequeña plataforma emplazada frente a la escotilla y a modo de porche, a 3 metros de altura sobre el suelo. La vista era extraordinaria. Enganchó una polea con una cuerda que después serviría para izar las muestras de rocas y empezó el descenso.

La escalera iba adosada a la pata frontal del Águila y constaba de 9 fragilísimos peldaños. En la Tierra hubiesen cedido nada más pisarlos pero en la Luna, con sólo un sexto de gravedad podían soportar los 170 kilos del astronauta.

Hasta aquel momento no había imágenes de TV. Al llegar al último peldaño, Armstrong tiró de una anilla y un compartimento lateral del Águila se abatió como la tapa de un escritorio. En él se almacenaban las herramientas necesarias para trabajar en la Luna, además la cámara de TV enfocada hacia la escalera destinada a inmortalizar la escena. Tras unos segundos de interferencias, los monitores de Houston y las pantallas de todo el mundo mostraron la imagen del primer hombre que iba a pisar la Luna.

Transcurrieron 17 interminables minutos desde que Armstrong inició su salida por la angosta escotilla hasta que puso el pie en la Luna.

Ya en el último peldaño, Armstrong estiró una pierna y describió lo que veía:

-Estoy al pie de la escalerilla. Las patas de aterrizaje sólo se hunden en el suelo 1 o 2 centímetros, aunque de cerca la superficie parece muy, muy finamente granulada. Casi como polvo. Muy fina. ( la telemetría en la consola médica indicaba más de 150 pulsaciones por minuto).

-Voy a bajar del Módulo Lunar ahora. Este es un pequeño paso para el hombre...un salto gigantesco para la humanidad.
Primera huella de un hombre en la Luna
Primera pisada en la superficie lunar
Primera huella humana en la Luna
Neil Armstrong pisando el suelo lunar
Lo primero que hizo Armstrong en la Luna fue recoger una pequeña muestra de roca y guardarla en un bolsillo de su traje. De este modo, si se veía obligado a regresar precipitadamente al Águila, no volvería con las manos vacías.

Aldrin bajó al suelo lunar 10 minutos después.
Buzz Aldrin bajando las escaleras del LEM
Aldrin a punto de pisar la superficie lunar
Buzz Aldrin bajando la escalerilla
Buzz Aldrin se dispone a pisar el suelo de la Luna
Sus primeras palabras fueron: -Magnífica desolación.

A continuación, los dos astronautas probaron de diferentes formas de desplazarse. Saltando de lado, cambiando el peso de una a otra pierna...Aldrin se le ocurrió batir el record de salto alto en la Luna y entonces saltó lo más alto que pudo pero su traje y su mochila que pesaban 177 kilos, por efecto de la gravedad le mandó de espaldas contra el suelo, por suerte pudo dar un giro hacia un costado, fue un momento en el que realmente pudo ocurrir una catástrofe, la mochila no estaba diseñada para soportar fuertes golpes, afortunadamente no pasó a mayores, sin embargo lla gente de control en Tierra se enojaron mucho, creyeron que habían perdido a uno de sus astronautas. A partir de ahí acabaron las olimpiadas lunares.

La siguiente actividad fue puramente ceremonial. Descubrir una placa conmemorativa, sujeta a la pata frontal de aterrizaje del Águila. Junto a la inscripción, un mapa de los dos hemisferios de la Tierra, la fecha y las firmas de los 3 astronautas...y la de Nixon, presidente desde 6 meses atrás.


Armstrong retiró la cámara de TV de su emplazamiento en el Módulo y la montó en un trípode, a unos metros de distancia. Mientras tanto, Aldrin procedía al primer experimento científico; instalar un captador de viento solar, una especia de bandera de aluminio desplegada en un soporte metálico, para capturar partículas subatómicas emitidas por el Sol.

Con la cámara funcionando desde un encuadre mucho mejor, que incluía el Águila recortado contra el negro cielo lunar. Armstrong desplegó la bandera , y la clavó - no sin dificultades- en el suelo y los dos astronautas saludaron militarmente. La bandera americana ondeaba con una barra de aluminio sujeta al asta que la mantenía extendida. En ese momento se recibió una llamada telefónica de felicitación desde la Casa Blanca. Con ello terminaban los actos protocolarios y quedaba escasamente una hora de trabajo útil.
Aldrin colocando experimentos científicos
Aldrin y la bandera americana
Armstrong se fue a recoger más muestras a unos 30 metros de distancia para evitar que quedaran contaminadas por los gases de escape de la nave; Aldrin se dedicó a fotografiar el Águila por sus cuatro costados primero y luego a extraer los dos experimentos científicos (un sismómetro y un reflector láser) para llevarlos hasta su emplazamiento. La última tarea que quedaba era la obtención de muestras documentadas. Hasta ese momento, ambos habían actuado como quien recoge conchas en una playa; ahora había que hacerlo con un poco más de rigor científico.

Un foto de la roca con el Sol a la espalda: otra con el Sol de costado; un primer plano con una cámara provista de mango para apoyarla en el suelo ya que el traje no permitía doblar la cintura: una descripción verbal detallada; recoger la muestra, ponerla en una bolsa de plástico con su número de referencia y otra foto más del suelo con la huella de la roca. En total se trajeron consigo 21 kg de rocas lunares.

Aldrin fue el primero en volver a entrar en el Águila. Armstrong le siguió a los 10 minutos. A pesar de haberse cepillado trajes y botas a conciencia, el interior de la nave quedó repleto de polvillo lunar. Los astronautas notaron un peculiar olor a pólvora quemada.
Aldrin bajando la escalerilla y la Tierra al fondo
Buzz Aldrin llevando los experimentos científicos
Aldrin en la escalerilla del Módulo Lunar, la Tierra al fondo.
Una vez terminada la exploración Armstrong y Aldrin arrojaron por la portezuela una serie de artículos inútiles, peso muerto: los 2 pares de gruesos chanclos de goma que protegían las botas de la escafandra, las mochilas de suministro de oxígeno (el sismómetro registró los golpes al caer al suelo), una cubierta de conexiones, y la cámara Hasselbad que tomó las fotos históricas.

Los dos astronautas habían cenado antes de dar el paseo. Ahora sólo tenían que responder a unas cuantas preguntas transmitidas desde Houston y luego descabezar un sueñecito hasta la hora del despegue. Armstrong se acomodó sobre la cubierta del motor de ascenso, manteniendo los pies en alto y apoyándolos en los arneses del puesto de pilotaje. Aldrin se acurrucó en sentido transversal en el suelo de la cabina. Ambos conservaron sus cascos de vuelo, por miedo a respirar las nubes de polvo que flotaban a su alrededor. Naturalmente en las 6 horas siguientes, ninguno pudo pegar ojo. Después de todo estaban en la Luna.

Sin embargo poco antes de iniciar la cuenta atrás para despegar de la Luna Buzz y Neil descubieron algo que podía ser desastroso. El interruptor del circuito que activaba el motor de ascenso, el único modo de salir de la Luna, estaba roto. Si no conseguían activar el interruptor, no podrían volver a casa. Buzz Aldrin utilizó un boli, uno de los que tenían a bordo que no tenía metal en la punta, y lo usaron para empujar el circuito hacia adentro.

Los astronautas, incómodamente alojados en la pequeña cabina de la Etapa Ascendente del Módulo Lunar, realizaron una meticulosa cuenta atrás. La frágil Etapa Ascendente tenía que servirles de plataforma de lanzamiento y de torre umbilical. Houston consideró aceptable la situación y les dió el "adelante". Armstrong sólo tenía que accionar el bolígrafo dentro del agujero del circuito que pondría en marcha el motor del que dependían sus vidas. El corazón de ambos astronautas superó las 148 pulsaciones por minuto. Y así casi 20 horas después del alunizaje se encendió correctamente aquel único motor desde aquel improvisado campo de lanzamiento lunar.
Vista del despegue desde una de las ventanillas de la etapa ascendente del módulo lunar y la bandera que probablemente los gases del módulo la derribaran.
Y sobre el astro tenebroso de la noche quedaron sobradas huellas del paso de hombres del Planeta Tierra: Unos cuantos equipos científicos, basura, la mitad inferior del Módulo Lunar (una estructura de aluminio con el motor de frenado y la escalerilla). En la pata frontal iba sujeta una placa conmemorativa del acontecimiento firmada por los 3 astronautas y Nixon, 2 instrumentos científicos quedaron instalados a poca distancia, la bandera de nylon, la cámara de TV que siguió a los astronautas, palas, rastrillos y parte de los trajes espaciales.

La etapa ascendente enciende por segunda vez su pequeño motor para circularizar la órbita.

La atmósfera original de la Luna es tan ténue que se estima que cada aterrizaje de un Apolo contribuye a incrementarla en un 10%. Pero la gravedad de la Luna no puede retener todos los gases y al cabo de pocas horas, la mayor parte habían escapado al espacio.
Etapa ascendente del LEM circularizando la órbita
Aldrin llevando los experimientos científicos
Vista de la Luna tal y como la dejaron los astronautas
Vista del paisaje lunar tal y como lo vieron los astronautas, se puede apreciar algún instrumento científico.
Foto de video del despegue desde la Luna
La etapa ascendente del Módulo Lunar en órbita para unirse con el Columbia
Recreación simulada de la etapa ascendente acoplándose al Columbia
Representación del acoplamiento en órbita lunar
3 horas y media después del despeque lunar la Etapa Ascendente se encontró con el Módulo de Mando que pilotado por Collins les estaba esperando en órbita lunar.

El acoplamiento se efectuó cuando pasaban sobre la cara oculta de la Luna.

Poco después, Armstrong y Aldrin pasaron con su valioso cargamento de rocas lunares al Módulo de Mando y se unieron a Collins, con lo que terminó felizmente su prolongada soledad. La Etapa Ascendente fue separada e impulsada a una órbita lejana.

23 horas después del despegue lunar, cuando la nave pasaba exactamente por el antípodo sin posibilidad alguna de comunicación con la Tierra, se encendió el motor del Módulo de Servicio para producir la inyección en órbita transterrestre (Luna-Tierra). Era otra operación muy delicada por el peligro de no alcanzar la órbita de regreso y quedarse en una órbita lunar sin posibilidad alguna de retorno. La nave aceleró hasta la velocidad de escape de la Luna (8450 km/h). Finalmente, después de algo menos de una hora de silencio, en Houston hubo otro estallido de alegría en el preciso momento en que se restablecieron las comunicaciones con la nave, al salir de la zona de sombra. Si este momento hubiera sido después de lo previsto, significaría que el encendido del motor no había funcionado correctamente, pero al coincidir con el momento calculado teóricamente era muestra evidente de que la nave ya estaba regresando hacia la Tierra.

El resto del viaje (unas 57 horas), fue tan perfecto que, a pesar de la emoción del regreso, se hizo aburrido.
Vista de la Tierra al acercarse la nave Apolo 11
El Apolo 11 se acerca a la Tierra
14 minutos antes de la reentrada, el Módulo de Servicio se separó del de Mando en preparación para la reentrada.

El diseño del escudo térmico protector de la cápsula era enormemente complejo. El frenado aerodinámico suponía una tremenda desaceleración en un período de tiempo muy corto. El excedente energético se transmite al aire atmosférico, y al escudo protector y ello eleva su temperatura hasta 2.750 ºC.

Cuando la cápsula de la nave Apolo reentraba en la atmósfera terrestre, sus tripulantes debían maniobrarla para que su encuentro con las capas altas de la atmósfera se hiciera a través de un corredor muy estrecho. Si el ángulo de incidencia hubiera sido inferior al previsto, la nave podría rebotar en la atmósfera y perderse para siempre. Si hubiera sido superior, la nave se desintegraría debido a un frenado aerodinámico demasido enérgico.

20 minutos después, la cápsula Apolo 11, abrió su paracaídas y cayó suavemente en el Océano Pacífico a 30 km/ h. 825 millas al suroeste de Honolulú, sólo a 1,7 millas del barco de recuperación Hornet que la estaba esperando.

Cuarentena para los tres astronautas. La NASA tuvo que tomar grandes precauciones para evitar que los astronautas, con las rocas y las tierras que habían recogido en la Luna, pudieran traer algún agente contaminante desconocido de origen lunar, que posteriormente pudiera contaminar. En consecuencia, tanto los tres hombres como las muestras lunares fueron sometidos a un período de cuarentena. Antes de abandonar la cápsula, cuando aún estaba flotando en el mar, se les entregaron unos trajes especiales que tuvieron que ponerse para no contaminar a los que les ayudaban a salir de la cápsula. Una vez en el barco Hornet pasaron inmediatamente a un habitáculo cerrado, que no era otra que cosa que una Unidad Móvil de Cuarentena, en la que fueron transportados primero por barco y después por tierra hasta llegar a Houston, donde entraron en un edificio aislado y especialmente preparado para el caso y allí permanecieron por el resto del período de cuarentena (21 días), sometidos a todo tipo de análisis y estudios. El resultado final fue negativo: no se encontraron agentes contaminantes procedentes de la Luna.
Representación de la reentrada de la cápsula Apolo
Imagen artística de la reentrada
Recuperación de la tripulación del Apolo 11
Recuperación de los astronautas alojados en la cápsula del Apolo 11
Apolo 12 fue la sexta misión tripulada del programa Apolo de la NASA, y la segunda que alunizó. Lanzada el 14 de noviembre de 1969 con los astronautas Pete Conrad, Richard Gordon y Alan Bean el Apolo 12 alunizó en el Oceanus Procellarum, muy cerca de la sonda estadounidense Surveyor 3, posada en la Luna desde abril de 1967, y los astronautas trajeron algunas piezas de esta sonda de vuelta a la Tierra para su estudio, entre ellas la cámara fotográfica. El alunizaje tuvo lugar también en una región ecuatorial, esta vez al oeste, en el Océano de las Tormentas, al este del borde del gran Océano Procellarum, en el punto 2,94º latitud sur y 23,45º longitud oeste. En total trajeron a la Tierra 34,5 kg de rocas y suelo lunar. También fueron sometidos a una cuarentena, como sus compañeros del Apolo 11.

El Apolo 13 fue una misión espacial que tenía como objetivo llevar a la superficie lunar a dos seres humanos, que serían el quinto y sexto de la historia en lograr ese hito, alunizando en la región Fra Mauro. Una explosión de los tanques de oxígeno a bordo de la nave obligó a la tripulación a abortar la misión y orbitar alrededor de la Luna sin poder lograr su cometido. Al Apolo 14 se le reasignó esa tarea con éxito.

Jim Lovell (Voló en las misiones Gemini 7, Gemini 12, Apolo 8 y Apolo 13), Comandante
Jack Swigert (Voló en el Apolo 13), Piloto del módulo de mando
Fred Haise (Voló en el Apolo 13), Piloto del módulo lunar
Director del vuelo: Gene Kranz.
[editar] La misión
Despegó el sábado 11 de abril de 1970 a las 13:13 hora local (UTC –5). A los cinco minutos de vuelo,
Alan Bean mirando la sonda Surveyor 3
Alan Bean examinando la Sonda Surveyor 3
Foto del módulo de Servicio del Apolo 13
Impactante fotografía del Módulo de servicio dañado (falta toda la sección a la derecha).
los astronautas notaron una vibración.

El motor central de la segunda etapa se apagó dos minutos antes de lo programado, lo que causó que los cuatro cohetes restantes tuvieran que seguir encendidos nueve segundos más que lo planeado para poner al Apolo 13 en órbita. Gene Kranz, el director de vuelo, preguntó a Lovell si esto interfería gravemente la misión. La respuesta fue negativa.

Días antes de la misión, el piloto de apoyo del módulo lunar, Charles Duke inadvertidamente contagió a la tripulación con sarampión. El piloto del módulo de mando Ken Mattingly, resultó no ser inmune y dado el riesgo de desarrollar la enfermedad, fue reemplazado por el piloto de apoyo Jack Swigert.

Pruebas en tierra antes del lanzamiento indicaron la posibilidad de un pobre aislamiento en el tanque de helio de la etapa de descenso del módulo lunar (un parámetro altamente crítico). Como consecuencia, el plan de vuelo se modificó con tres horas de anticipación para poder instalar sensores que proporcionaran lecturas adicionales en la presión.

El tanque de oxígeno Nº 2 tenía que haber sido instalado tiempo atrás en el módulo de servicio del Apolo 10, pero fue quitado para una modificación y resultó dañado en el proceso de desmontaje. El tanque fue reparado y probado en fábrica y se instaló en el módulo de mando del Apolo 13, donde se probó nuevamente durante las pruebas de conteo y demostración en el Centro Espacial Kennedy desde el 16 de marzo de 1970. De los dos tanques, el Nº 1 se comportaba tal y como se esperaba pero el Nº 2 tenía problemas para evaporar el oxígeno líquido con el que se realizaban las pruebas. Tras los informes y estudios correspondientes, se decidió calentar el interior del tanque 2 con una serie de resistencias eléctricas que ya existían en cada tanque para evaporar el oxígeno remanente. La técnica funcionó pero necesitaba 8 horas a 65 voltios de corriente continua para evaporar el oxígeno. Las operaciones necesarias para llevar a cabo las modificaciones de diseño dañaron severamente los elementos calefactores internos de dicho tanque.

En el trayecto a la Luna y tras 55 horas desde el inicio de la misión, la tripulación participó en un programa de televisión en vivo que duró 49 minutos y que mostraba la comodidad con la que se podía vivir en el espacio. Nueve minutos después de finalizado el programa, Swigert fue autorizado a agitar los tanques de oxígeno, entonces el tanque Nº 2 explotó causando que el tanque Nº 1 fallara.

Las células de combustible que proporcionaban electricidad, agua, oxígeno y luz fallaron, mientras los astronautas se encontraban a 320.000 km de distancia de la Tierra (dos tercios del trayecto a la Luna). La explosión dejó al descubierto un lado del módulo de servicio y una estela de restos.

Swigert, después de observar una luz de advertencia acompañada de un estallido, fue quien exclamó la famosa frase "Houston, tenemos un problema"Aunque la frase original fue "Houston, we've had a problem here...Houston, we've had a problem." " Houston hemos tenido un problema aqui...Houston hemos tenido un problema. La hora: 21:08 del 13 de abril.

Una gran cantidad de luces de advertencia se encendieron en serie indicando la pérdida de dos de las tres fuentes generadoras de energía. Las lecturas de los instrumentos señalaban que un tanque de oxígeno estaba completamente vacío y que el segundo se estaba vaciando. Trece minutos después de la explosión, Lovell observó a través de la ventana de la escotilla que se estaba escapando gas al exterior de la nave, que resultó ser oxígeno, evidencia segura de una catástrofe. Gene Kranz y los ingenieros de vuelo realizaron cálculos de energía y solicitaron a los astronautas pasar al módulo lunar.

Los astronautas tuvieron que utilizar el módulo lunar como bote salvavidas. Gene Kranz decidió abortar la misión en su objetivo y traer de vuelta a los tripulantes.

El módulo lunar o LEM estaba diseñado para albergar a dos astronautas durante 45 h, pero se necesitaba albergar a tres durante 90 horas. El oxígeno no era un problema, ya que con el de los tanques del módulo lunar y el de los trajes que se tenían que haber utilizado en los paseos lunares seria más que suficiente, además del oxígeno de las botellas de emergencia para el amerizaje. El módulo de servicio aún seguía perdiendo energía y oxígeno aunque la fuga pudo ser frenada cuando el módulo estaba casi vacío. La capacidad amperimétrica(energética) de la nave estaba en punto crítico y se tuvieron que apagar la mayoría de los sistemas de navegación.

El verdadero problema era la energía. Las baterías del módulo lunar no tenían la suficiente capacidad como para proveer la energía requerida. Una de las tareas principales de los ingenieros fue proveer de energía a ambas naves. Para ello se ahorró energía apagando todos los sistemas eléctricos que no fueran críticos, reduciendo el consumo a un quinto de lo normal e intentando que en el momento de la reentrada de los astronautas a la atmósfera terrestre conservaran como medida de seguridad un 20% de la energía total disponible.

El agua era el otro problema importante, se estimaba que se quedarían sin agua cinco horas antes de la reentrada a la Tierra. Gracias a los datos obtenidos del Apolo 8 (cuyo módulo lunar no se envió a la Luna) se dedujo que los mecanismos podrían seguir funcionando en el espacio por un período adicional de 7 u 8 horas sin agua para su refrigeración, la cual pudo ser usada por la tripulación para su soporte vital, que racionaron 177 cc diarios (un poco más de la mitad de capacidad de un biberón), además de jugos de frutas que llevaban. La tripulación se deshidrató y todos perdieron peso: Lovell adelgazó 7 kg y entre los tres perdieron un total de 16 kg, casi un 50% más que cualquier tripulación anterior.

La eliminación del dióxido de carbono fue otro problema importante. Los recipientes que contienen hidróxido de litio, material químico que elimina el dióxido de carbono de la cabina, eran de forma cuadrada en el módulo de comando y redonda (como un queso grande) en el módulo Lunar, de esta manera no se podían utilizar o intercambiar entre las naves (con el fin de evitar este problema en otras ocasiones, el sistema fue modificado después de esta misión).

Teniendo en cuenta que el módulo lunar estaba diseñado para mantener dos personas por dos días y se le estaba requiriendo mantener con vida a tres personas durante cuatro días, la contaminación resultaba un problema. Un día y medio después del incidente, las luces de advertencia del nivel de contaminación por CO2 avisaron que se estaba llegando a niveles peligrosos.

Desde tierra, los ingenieros en una reunión de lluvia de ideas idearon y explicaron a los astronautas la forma de adaptar dichos recipientes con bolsas de plástico, cartones, cinta adhesiva y demás material que llevaban a bordo.

Otro de los problemas críticos era el realizar un encendido de motores en un momento en el que la Luna se interponía entre la Tierra y la nave e impedía las transmisiones de radio. Dicho encendido de motores era necesario para que la nave aumentara su velocidad, saliera de la órbita lunar y enfilara con suficiente velocidad en trayectoria hacia la Tierra.

Normalmente dicha labor la realiza el módulo de comando cuando ya los astronautas han regresado de su exploración en la superficie lunar. Esta labor era un punto de suma importancia y tenía que ser realizada con extrema exactitud, cualquier fallo provocaría que los tripulantes perdieran la trayectoria correcta y nunca regresaran a la Tierra.

Por un momento la desazón cundió en el centro de dirección pero, para suerte de todos, el astronauta Ken Mattingly, que había sido descartado de la misión, acudió a los simuladores del centro espacial y después de varias pruebas de ensayo y error logró obtener energía adicional para la etapa de reingreso.

El viaje fue muy incómodo por la falta de agua y alimentos. La temperatura bajó hasta los 3 °C debido al apagado de los sistemas eléctricos, y con la pérdida de calor se formó condensación en todo el interior de la nave. Esto hacía que el dormir fuera prácticamente imposible.

Uno de los mayores logros del Centro de Control de la Misión, fue el rápido desarrollo de procedimientos para re-energizar el módulo de comando después de haber estado desactivado a temperaturas muy bajas y reaccionar favorablemente. Los controladores de vuelo normalmente documentan toda la información en tres meses, pero en esta ocasión lo hicieron en tres días, gracias a los esfuerzos de Ken Mattingly.

Las paredes, piso, techo, instrumentos, arneses, cables, paneles de instrumentos (por la parte trasera también), prácticamente todo el interior, estaba cubierto con gotas semi-congeladas de agua. De esta manera cabía la posibilidad de un cortocircuito al momento de energizar la nave, pero no sucedió gracias a las medidas de seguridad que fueron implementadas tras el incendio del Apolo 1 en enero de 1967.

Las gotas de agua, al ir desacelerando en la atmósfera, caían e hicieron sentir algo único a los astronautas... el que "lloviera" dentro del módulo de comando.

Faltando cuatro horas para el amerizaje, la tripulación abandonó el módulo lunar; el centro de control insistió en no hacerlo hasta ese momento ante el temor de que existiera algún daño causado por el intenso frío al no estar protegido por sus paneles calefactores. Al separarse la cápsula de reingreso del módulo de comando y todavía acoplada la cápsula al módulo lunar, se pudo apreciar y fotografiar el módulo de comando. En el lugar donde debería estar el panel faltante y la zona dañada por la explosión se mostraban gravemente afectados. Entonces cundió el pánico entre los controladores, especulando sobre la integridad del escudo de protección térmica del Módulo de comando, pero era un riesgo que había que correr.

Tres horas más tarde, la tripulación amerizó perfectamente en el Océano Pacífico cerca de Samoa, el 17 de abril de 1970 para júbilo del centro espacial y para el mundo. El módulo lunar y el módulo de servicio se desintegraron al ser atrapados por la gravedad terrestre y el intenso calor de la reentrada pocas horas después.



La tripulación del Apolo 13
Llegada de los astronautas del Apolo 13
Investigación del accidente

Después de una intensa investigación, el comité que se formó para ello identificó la causa de la explosión. En 1965 el módulo de comando había sufrido varias modificaciones para su mejora, las cuales incluían el elevar el voltaje permisible de los calefactores en los tanques de oxígeno de 28 a 65 V de corriente continua. Desafortunadamente, los termostatos interruptores de dichos calefactores no fueron modificados para adaptarse al aumento de voltaje. Durante la prueba final en la plataforma de lanzamiento, los calefactores estuvieron encendidos durante mucho tiempo, esto sometió al cableado adyacente a los calefactores a muy altas temperaturas (aprox. 500 °C) provocando un severo degradado en el aislamiento de teflón. Los termostatos empezaron a operar con 65 V quedando soldados por el voltaje y la temperatura, lo que provocó un cortocircuito.

Apolo 14: Decimocuarto vuelo del programa Apolo (denominado oficialmente AS-509), lanzado en dirección a la Luna el 31 de enero de 1971 mediante un cohete del tipo Saturn 5.

Consiguió alunizar con el módulo de descenso (LM) bautizado “Antares” en la zona de Fra Mauro a 3,7º S 17,5º W llevando como tripulantes a Alan B. Shephard y Edgar D. Mitchell, mientras Stuart A. Roosa permanecía en el módulo de mando y servicio (CSM) llamado “Kitti Hawk”.

Durante sus dos EVAs o paseos por la superficie de nuestro satélite (de 4,8 y 4,6 horas de duración, de un total de 33 horas y media de alunizaje), Shepard y Mitchell instalaron una estación científica, llamada ALSEP, y recogieron 43 kg de rocas y polvo lunar, empleando el vehículo manual MET, dejando sobre la superficie de nuestro satélite un paquete conteniendo la Biblia en microfilm, así como el primer versículo del Génesis en 16 lenguas.

Para estudiar las características del interior de la Luna, se hizo chocar contra ella la tercera fase del cohete Saturn, para que el impacto fuese registrado por los sismómetros dejados allí por las diferentes misiones Apolo, además de hacer explosionar sobre su superficie 13 cartuchos de explosivo de un total de 21 previstos. Del estudio de las ondas producidas por estas explosiones, se logró conocer mejor el interior de la Luna. Durante el regreso efectúan varios experimentos de mezclas en el vacío, consiguiendo nuevos compuestos inexistentes anteriormente.

La misión finalizó el día 9 de febrero tras efectuar un total de 34 órbitas lunares y 216 horas, 1 minuto y 56 segundos de vuelo.


Alan Shepard del Apolo 14
Anécdotas
Una de las anécdotas más curiosas de este vuelo la protagonizó Alan Shepard al llevar hasta la superficie lunar la cabeza de un palo de golf (que ocultó a los técnicos de vuelo) y con la que golpeó un par de bolas ante los asombrados ojos de medio mundo.
A petición del Servicio Forestal de los Estados Unidos, a través de Stuart A. Roosa, que había sido bombero forestal antes de ingresar en las fuerzas armadas, se incluyó en su equipaje personal, un contenedor con 450 semillas de distintas especies de árboles, para estudiar posteriormente, al plantarlas en la Tierra, si su desarrollo era distinto de otras semillas similares que no hubiesen abandonado el planeta (principalmente por las radiaciones a que se verían sometidas en el espacio). Éstas regresaron a la Tierra y germinaron con normalidad. En el año 1976, con motivo del Bicentenario de los Estados Unidos, los árboles
originados por dichas semillas (conocidos como Árboles de la Luna, o Moon Trees), fueron plantados, en su mayor parte en suelo estadounidense, en instituciones públicas como hospitales, centros de investigación, universidades, etc. Algunos de los árboles fueron enviados al extranjero, a lugares tan dispares como Suiza, Brasil, e incluso uno que fue regalado a Hirohito, Emperador de Japón.


Alan Shepard en la superficie lunar
Foto de la Estación Salyut 1
Estación espacial rusa Salyut 1 en órbita
La Salyut 1 fue la primera estación espacial de la historia, que lanzaron los rusos el 19 de abril de 1971 en órbita a 200 km sobre la Tierra. Dos naves Soyuz visitaron la estación antes de que se quemara al entrar de nuevo en la atmósfera, en octubre de 1971. Llevaba dos telescopios para observar las estrellas. Los cosmonautas realizaron pruebas médicas entre ellos, y estudiaron el crecimiento de plantas en el espacio.

Expediciones a la Salyut 1
La primera misión a la Salyut fue la Soyuz 10, que se acopló a la estación el 23 de abril, permaneciendo estacionada allí durante 5 horas y media. La tripulación no pudo acceder a la estación por un problema técnico, debiendo regresar a la Tierra.

La segunda misión, embarcada en la Soyuz 11 permaneció en ella durante 23 días, sin embargo la misión sufrió un accidente técnico durante su regreso a la Tierra, lo que provocó la muerte de la
tripulación, obligando a revisar la nave Soyuz lo que requirió casi dos años de trabajo, por eso no pudieron enviar ninguna otra tripulación a la estación Salyut 1, cuya órbita decayó excesivamente, produciéndose la reentrada el 11 de Octubre de 1971. La estación se destruyó en las altas capas de la atmósfera.

Apolo 15: Decimoquinto vuelo del programa Apolo (denominado oficialmente AS-510), fue lanzado el 26 de julio de 1971 mediante un cohete del tipo Saturno 5, en dirección a la Luna.

Fue la primera de las misiones del tipo J, es decir, con modificaciones en la astronave que permitía una duración del vuelo de hasta 14 días.

Poco después de comenzar la órbita lunar número 12, el módulo de descenso consiguió alunizar a 26,08º N 3,66º E (a sólo un centenar de metros del punto teórico en la región de Hadley-Apeninos, en el Mare Imbrium) llevando como tripulantes a David R. Scott -comandante-, y James B. Irwin.

Tras alunizar, Scott realizó un reconocimiento del terreno a través de la escotilla superior del módulo lunar, durante 33 min. Tras descender del módulo de alunizaje “Falcon”, los astronautas Scott e Irwin emplearon por primera vez un LRV (Vehículo Explorador Lunar o Lunar Roving Vehicle, fabricado por la compañía Boeing y la Delco Electronics de General Motors) que recorrió una distancia total de 27,9 kilómetros.


James Irwin del Apolo 15, al fondo el monte Hadley
El Piloto James Irwin del Apolo 15 saluda la bandera de los EE.UU
Durante las 77 h y 55 min de permanencia en la superficie de nuestro satélite, aprovecharon 18 h y 35 min para realizar tres paseos lunares (EVA).

La primera salida (EVA-1) con una duración de 6 h y 32 minutos sirvió para explorar con el rover lunar el borde de la grieta de Hadley, instalando una estación científica, llamada ALSEP, y estudiar el suelo para registrar la temperatura, el flujo de calor y la conductibilidad térmica.

La segunda salida (EVA-2) supuso estudiar durante 7 h y 13 minutos el frente de la cordillera de los Apeninos y la recogida de 46 kilogramos de rocas variadas.

La tercera salida (EVA-3) de 4 h y 50 minutos sirvió para realizar experimentos con el ALSEP, explorando también la grieta Hadley.

Antes de abandonar la superficie lunar, recogieron nuevas muestras de rocas lunares hasta completar los 88 kg, además de desembalar instrumental geofísico que suponía dejar en la Luna 549 kg de material, así como un pequeño modelo que representaba a un astronauta con una placa

grabada que contenía el nombre de los 14 cosmonautas soviéticos y americanos muertos en los ensayos o durante los vuelos espaciales. El despegue se televisó por primera vez mediante una cámara instalada en el rover lunar (LRV).

Mientras esto sucedía, desde el módulo de mando (CM) bautizado “Endeavour” su compañero Alfred M. Worden realizaba más experimentos y fotografías con cámaras de rayos X y rayos gamma.

También situó en órbita un subsatélite para efectuar fotografías, y durante el regreso salió al espacio (a 315.423 km de la Tierra) para recoger la película fotográfica ya expuesta, en una EVA de 38 min de duración.

La misión finalizó con el amerizaje en el Océano Pacífico, siendo recogidos por el portahelicópteros “Okinawa” el 7 de agosto de 1971, tras efectuar 74 órbitas a la Luna y un viaje de 295 h, 11 min y 53 s de duración.




Apolo 16: Decimosexto vuelo del programa Apolo (denominado oficialmente AS-511), fue lanzado el 16 de abril de 1972 mediante un cohete de lanzamiento del tipo Saturno 5. Fue la quinta misión tripulada a la Luna.

Consiguió posarse en nuestro satélite a 8,6º S 15,5º E llevando como tripulantes a John W. Young -comandante- y Charles M. Duke a bordo del módulo de descenso lunar (LM) bautizado “Orión”.

Foto del rover Buggy del Apolo 16
Vehículo todoterreno del Apolo 16
Durante su estancia en la superficie de nuestro satélite (en las llanuras Cayley, a unos 240 kilómetros al suroeste del Mar de la Tranquilidad del Apollo 11) realizaron tres períodos de exploración (EVA-1 de 7 horas y 11 minutos y 4.200 metros recorridos en el rover lunar LRV, EVA-2 de 7 horas y 23 minutos y 11.500 metros, y EVA-3 con 5 horas y 40 minutos y 11.400 metros recorridos en el rover de un total de 71 horas de alunizaje) y que sirvió para recoger muestras que llegaron a los 98 kilogramos de peso.

También se montó una estación científica, llamada ALSEP, y se realizaron más de 14.000 fotografías con las cámaras Hasselblad -de ultravioleta-, Itek panorámica, Fairchild cartográfica, y Hasselblad y Nikon del módulo de mando y servicio.
El experimento sobre el estudio del flujo térmico, muy esperado y que debía medir la temperatura de la Luna, fracasó debido a la rotura de un cable vital, realizado de forma accidental por Young.

También se disparó 19 veces el mortero que servía para realizar pruebas sísmicas, si bien no se logró en cambio el impacto sobre la Luna del módulo de ascenso -LEM- una vez desacoplado de la nave de mando.

Mientras los astronautas efectuaban estos estudios en la superficie lunar, su compañero de vuelo Thomas K. Mattingly pilotaba el módulo de mando bautizado “Casper”, a la vez que manejaba varias cámaras fotográficas que sirvieron para cartografiar mejor a la Luna.

Durante los 3 días, 9 horas y 39 minutos que permaneció solo en el espacio, y antes de realizar la maniobra de alejamiento y regreso a la Tierra, puso en órbita un pequeño subsatélite científico, cuyo material fotográfico fue recogido posteriormente por Mattingly en una salida espacial que duró 1 hora y 24 minutos.

Amerizaron en el Océano Pacífico el día 27 de abril de 1972 tras un vuelo de 265 horas, 51 minutos y 5 segundos y 64 órbitas lunares, siendo recogidos por el portaaviones “Ticonderoga”.

El Apolo 17 fue enviado al espacio el 7 de diciembre de 1972 por un cohete Saturno V, desde la plataforma 39A del complejo de Cabo Kennedy, en Florida (EE. UU.). Oficialmente se conoció como AS-512 y fue el encargado de enviar a los últimos astronautas hacia la Luna. Fue la sexta y última misión de alunizaje, que se desarrolló sin grandes incidentes, salvo el retraso en el despegue en 2 horas y 40 minutos (cuando la cuenta atrás alcanzaba T-30 segundos) debido a un fallo en el control de presurización de la tercera fase. Fue el primer vuelo tripulado que despegó de noche.
Schmitt y la roca Tracy
Schmitt detrás de la roca Tracy
La tripulación del Apolo 17 estaba compuesta por el comandante y veterano de la misión Gemini 9 y Apolo 10 Eugene A. Cernan, el piloto del módulo lunar y geólogo Harrison H. Schmitt llamado Jack y el piloto del módulo de mando Ronald E. Evans.

La denominación de las naves, privilegio del comandante, fue Challenger para el módulo lunar y America para el módulo de mando.

El comandante Gene Cernan fue el último ser humano que pisó la superficie de la Luna en los Montes Taurus, junto al Cráter Littrow, en la frontera entre el Mare Tranquillitatis y el Mare Serenitatis. El módulo de descenso “Challenger” alunizó a 21,2ºN 30,6ºE (zona de Taurus Littrow) llevando como tripulantes a Eugene A. Cernan y Harrison H. Schmitt.

Durante la permanencia en suelo lunar, realizaron tres EVAs a pie y con el rover lunar LRV de 7 horas cada uno (35 kilómetros en total), en los cuales recogieron 110 kg de muestras de rocas lunares y dejaron instalado un ALSEP con los siguientes instrumentos: un gravímetro de
superficie para analizar la atracción que el Sol y la Tierra ejercen sobre nuestro satélite, un aparato medidor de masa, velocidad y frecuencia de caída de meteoritos y erosión del material eyectado por el impacto, un aparato para determinar el perfil sísmico a base de cargas explosivas, así como un medidor de la composición atmosférica lunar próxima a la superficie.

También, y sin formar parte del ALSEP, se instaló un aparato para investigar la existencia de capas de agua bajo la superficie lunar, un gravímetro móvil instalado sobre el LRV y un aparato de sondeo de neutrones para medir el ritmo de captura de neutrones secundarios de baja energía de rayos cósmicos en relación con la profundidad del suelo lunar.

El S.I.M. (Scientific Instrument Module o Compartimento de Instrumentos situado en el Módulo de Servicio) transportaba una sonda lunar que mediante un radar de baja frecuencia determinó hasta unos 1300 metros de profundidad la naturaleza de las rocas lunares y las estructuras debajo de los mares y grietas, un espectrómetro de rayos ultravioleta a distancia para determinar la presencia de gases y su distribución y permanencia en zonas próximas a la Luna, así como un radiómetro de rayos infrarrojos de exploración que proporcionó un mapa térmico de la Luna.

Ronald B. Evans permaneció en órbita lunar en el módulo de mando “America” durante un período de 147 horas y 48 minutos hasta que regresaron sus compañeros en el módulo de ascenso.

Esta misión batió varios récords: permanencia más prolongada en la Luna con un total de casi 75 horas; período más largo en la superficie lunar sin interrupción (7 horas y 37 minutos), así como máximo tiempo de exploración con 22 horas y 5 minutos.

Amerizaron con éxito en el Océano Pacífico el 19 de diciembre de 1972, tras un vuelo de 301 horas, 51 minutos y 59 segundos y coincidiendo su regreso con el sesenta y nueve aniversario del primer vuelo de los hermanos Wright en un aeroplano con motor.

Con este vuelo finalizó el proyecto Apolo (que logró situar a 12 hombres en la Luna de un total de 27 que lograron orbitarla). Se consiguió la misión inicial de trasladar a un ser humano a nuestro satélite antes que la URSS; se demostró la posibilidad no demasiado lejana de establecer bases lunares permanentes en la corteza lunar, rica en minerales; y se instalaron complejos instrumentales de estudio, algunos de cuyos aparatos aún prestan un gran servicio a los selenógrafos actuales.

Foto de la Tierra por el Apolo 17
Imagen de la tierra sacada por el Apolo 17 conocida como la Canica Azul.
Fue en esta misión donde se tomó la fotografía La canica azul.
Final de la Carrera Espacial


Mientras que el lanzamiento del Sputnik 1 se puede considerar claramente como el inicio de la carrera espacial, su final es más debatible. La carrera espacial fue más candente durante los años 60, pero continuó con rapidez más allá del alunizaje del Apolo en 1969. Aunque llevaron a cabo cinco alunizajes tripulados además del Apolo 11, los científicos espaciales estadounidenses buscaron otros objetivos. El Skylab recogería datos, y el transbordador espacial serviría para devolver las naves espaciales intactas desde espacio. Los estadounidenses afirmaron que al haber sido los primeros en poner un hombre sobre la luna, habían ganado esta "carrera" no oficial. Mientras tanto, los científicos soviéticos siguieron adelante con sus propios proyectos, y probablemente no admitieron nada parecido a una derrota. En cualquier caso, al enfriarse la
guerra fría y al ir otras naciones desarrollando sus propios programas espaciales, la noción de una "carrera" continua entre las dos superpotencias se hizo menos real.

Ambas naciones habían desarrollado programas espaciales militares tripulados. La Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) había propuesto utilizar el misil Titan para lanzar el planeador hipersónico Dyna-Soar para interceptar satélites enemigos. El plan para el laboratorio orbital tripulado (utilizando hardware basado en el programa Gemini para llevar a cabo misiones de vigilancia) reemplazó al Dyna-Soar, pero este también quedó cancelado. La URSS encargó el programa Almaz para una estación espacial militar tripulada similar, que se fundió con el programa Salyut.

La carrera espacial se relentizó tras el alunizaje del Apolo, lo que muchos expertos describen como su punto culminante o incluso su final. Otros, incluyendo al historiador espacial Carole Scott, piensan que su fin se sitúa más claramente en la misión conjunta Apolo-Soyuz de 1975. La nave soviética Soyuz 19 fue al encuentro y se acopló con la nave estadounidense Apollo, permitiendo a los astronautas de naciones "rivales" pasar a la nave de los otros y participar en experimentos combinados.

Aunque la misión Apolo-Soyuz fue un evento único en el tiempo, sirvió para crear un sentimiento de buena voluntad entre ambos países.

La Soyuz 19 y el Apolo 18 fueron lanzados con siete horas de diferencia el 15 de julio de 1975. El acoplamiento se llevó a cabo el día 17 de julio. Tres horas más tarde, Thomas Sttaford y Alexei Leonov intercambiaron el primer apretón de manos internacional a través de la escotilla de la Soyuz.

Las dos naves estuvieron acopladas por 44 horas, tiempo suficiente para que los astronautas y cosmonautas intercambiaran banderas y regalos (incluyendo tres semillas que fueron plantadas en los dos países), conversaron en ambos idiomas y comieron juntos. También la misión tuvo maniobras de acoplamiento y desacoplamiento durante las cuales la Soyuz pasó a ser la nave activa.

Aunque persistieron las empresas espaciales de ambos países, fueron en gran parte en distintas "direcciones", y la noción de una "carrera" continua entre dos naciones se quedó anticuada tras el Apollo-Soyuz.

Incluso en este momento de cooperación, los líderes soviéticos estaban alarmados ante la perspectiva de que la USAF se implicara en el programa del Transbordador Espacial y lanzaron los proyectos del transbordador Burán y del cohete Energía. A principios de los 80, el nacimiento de la Iniciativa de Defensa Estratégica intensificó más la competencia, que sólo se resolvió con el colapso del bloque soviético en 1989.

Representación del acoplamiento Apolo-Soyuz
Diagrama artístico del acoplamiento.
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