El planeta cuenta con un sistema de tres anillos muy pequeños, descubiertos por la sonda espacial Voyager 1, en 1979. Los anillos se denominan Halo (a 100.000 kms), Principal (a 122.800 kms) y Gossamer (a 129.200 kms). Mediciones realizadas por la sonda Galileo han determinado que existe una intensa radiación entre las capas exteriores del planeta y su sistema de anillos, equivalente a unas 10 veces los Cinturones Van Allen de la Tierra.
Fue visitado por primera vez por la sonda espacial Pioneer 10, en 1973. Posteriormente lo hicieron Pioneer 11, Voyager 1 y 2, Ulises y últimamente, Galileo.
Una peculiaridad de Júpiter radica en que este planeta emite más energía de la que recibe del Sol, por lo que se supone que dentro del mismo se llevan a cabo procesos de fusión de hidrógeno en deuterio que serian la fuente de esta energía. Por esta razón algunos astrónomos han postulado la idea de que este planeta pudo ser una estrella pero no tuvo la masa necesaria para lograrlo.
A raíz del estudio realizado por las sondas espaciales y las observaciones dirigidas desde el telescopio espacial Hubble, en pocos años, el planeta pasó de 16 satélites conocidos a ostentar la respetable cifra de 66. Algunos de estos satélites todavía no tienen nombre propio y se señalan por sus códigos. Se espera que en años recientes, esta cifra se vea sustancialmente incrementada.
Los cuatro primeros satélites fueron descubiertos por Galileo Galilei en 1610. Dos años después, Simón Marius les daría los nombres que ostentan hoy (Io, Europa, Ganímedes y Calixto). Ganímedes y Calixto, son incluso más grandes que Mercurio y Plutón.
Posteriormente, en 1892, Barnard descubre a Amaltea. En 1904, Perrine descubre a Himalia y en 1905 a Himalia. En 1908, Melotte descubre a Pasifae. En 1914, Nicholson descubre a Sinope, en 1938, a Carme y Lisitea y en 1951 a Ananke.