La relatividad general nos dice que los objetos muy masivos, tales como los agujeros negros deforman el espacio-tiempo de tal manera que en el camino de cualquier luz que pasa por ellos se doblaría, un efecto conocido como lente gravitacional. La teoría también predice que cuando un agujero negro gira arrastra el espaciotiempo con él, creando un vórtice que obliga a todos los objetos cercanos, como los fotones, a seguir la rotación.
Los astrónomos ya tienen pruebas de que el agujero negro supermasivo que se cree que está en el centro de muchas galaxias está rotando. Sin embargo, esta evidencia es indirecta. En la Vía Láctea, el agujero negro, por ejemplo, se supone que gira por la distribución de velocidades de las estrellas en la galaxia, pero este enfoque se ve socavado porque no sabemos exactamente la cantidad de materia, en particular, la materia oscura que la galaxia contiene. Algunos astrónomos creen que la Vía Láctea tiene agujero un negro que gira muy rápidamente, mientras que otros sostienen que gira mucho más lentamente.
En el último trabajo de Fabrizio Tamburini de la Universidad de Padua, en Italia, muestra que la forma de detectar la rotación es mediante la medición de cambios en la luz de una estrella lejana o desde el disco de material de acreción alrededor de un agujero negro. Señalan que las ondas de luz viajan en un plano perpendicular al eje del agujero negro y se tuercen cuando pasan cerca del agujero negro, ya que la mitad de la onda de luz se mueve en la dirección del espacio-tiempo que avanza y la otra mitad en la dirección de retroceso del espacio-tiempo. En otras palabras, la fase de la radiación que emana de cerca de un agujero negro en rotación debería haber una distribución de distintivos en el espacio.
Los investigadores utilizaron una simulación por ordenador para modelar la distribución de fase resultante de la rotación del agujero de la Vía Láctea y se encontró que esta variación debe ser visible desde el suelo. Dicen que la forma de medir es con un conjunto de telescopios de radio en el centro de la galaxia, usando diferentes telescopios para observar los diferentes segmentos de las ondas de luz que se acercan, y luego superponer estos segmentos para calcular la fase relativa. Este procedimiento se repite, cada vez que los telescopios apuntan a una sección diferente de la pequeña porción de cielo que rodea el agujero negro.
Tamburini describe los resultados de su grupo de trabajo como "una importancia fundamental", teniendo en cuenta, dice, que la gran mayoría de los objetos en el universo giran. En particular, se considera que el estudio de la rotación del agujero negro en los núcleos galácticos activos pueden proporcionar mucha información sobre la evolución de estas galaxias. Y afirma que su grupo podría llevar a cabo tales medidas dentro de dos años, utilizando una matriz existente de radiotelescopios, como el de Larga Base de los EE.UU., o el LOFAR-LOIS en Europa, que se financiará próximamente.