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Vida inteligente
¿Hay vida inteligente en el Universo?

Es una de las grandes preguntas de la humanidad. Si estamos solos en el Universo o por el contrario existen otras civilizaciones que han llegado a un desarrollo parecido al nuestro. Partiendo de la base que nosotros somos o al menos nos consideramos una especie inteligente, es muy posible que otras especies puedan haber evolucionado hasta la vida inteligente y por consiguiente hayan podido cambiar su entorno, manipular objetos y tengan un sistema de comunicación entre ellos que les haya permitido avanzar en el tiempo quizá hasta la alta tecnología. Aquí entramos en el terreno de la especulación puesto que sólo tenemos el ejemplo del planeta Tierra donde millones de formas de vida se han desarrollado pero sólo una, la humana, ha llegado a ser vida inteligente con además la habilidad de cambiar su entorno, manipular objetos y nuestro sofisticado sistema de comunicación entre nosotros nos ha permitido trasladar la experiencia en el tiempo a otras generaciones y así haber podido construir artefactos asombrosos, herramientas y crear un espacio confortable que nos permita vivir mejor, incluso abandonar el planeta y descubrir nuevos mundos. Ninguna especie en la Tierra ha llegado a este nivel, incluso los Delfines, especie inteligente pero incapaces de manipular su entorno y fabricar artefactos por lo que en un planeta de Delfines aunque sea vida inteligente no sabremos nada de ellos. Lo que nos hace sospechar que debe haber muchos mundos habitados por especies, algunas inteligentes pero que pocas hayan podido llegar a construir y desarrollar artefactos capaces de llegar a la alta tecnología.

Apenas hace unas décadas que hemos empezado nuestras investigaciones con el desarrollo de la radioastronomía. Partiendo de base que el Universo tiene más de 14.000 millones de años en ese tiempo de haber habido muchas especies en el Universo que haya llegado a la vida inteligente con capacidad técnica, otras habrán sobrevivido y ahora tendrán un nivel de desarrollo que no podemos hacernos idea pero la mayoría se habrán extingido y habrán nacido otras. Comunicarse con ellas es complicado. En 14.000 millones de historia del Universo, hace apenas 50 años que hemos empezado a escuchar el cosmos y enviar otras naves con mensajes a otras civilizaciones técnicas. Coincidir en este período de tiempo con una civilización similar es como buscar una aguja en un pajar. Puede que hace 100 millones de años (un período de tiempo corto en la historia del Universo) hubiera vida inteligente en un planeta, civilización capaz de comunicarse en una estrella cercana pero nosotros no estábamos ahí para escucharla.

Hemos lanzado cuatro naves a las estrellas, los Pioneros 10 y 11 y las Viajero 1 y 2. Son vehículos atrasados y primitivos que , comparados con las inmensas distancias interestelares, se mueven con una lentitud de una persecución de pesadilla. Pero en el futuro lo haremos mejor. Nuestras naves irán más rápidas. Se habrán estudiado objetivos interestelares, y más tarde o más temprano nuestras naves espaciales tendrán tripulaciones humanas.
Escuchando otros sistemas extrasolares
Placa inscrita dirigida a civilizaciones extraterrestres
Disco de oro del Voyager
La Voyager viajando por el espacio
Una de las naves espaciales Viajero (Voyager)
Placas inscritas con un hombre y una mujer desnudos y con símbolos tratando de transmitir las posiciones de la tierra y el Sol. Mensaje simbólico informando a una posible civilización extraterrestre, que pudiese interceptar las sondas, como un "mensaje en una botella" interestelar.

Disco de oro con instrucciones sencillas en lenguaje científico para ponerlo en marcha.
El disco de oro con una selección de hora y media de duración de música proveniente de varias partes y culturas del mundo, saludos en 55 idiomas humanos, un saludo del entonces Secretario General de las Naciones Unidas y el ensayo Sonidos de la Tierra, que es una mezcla de sonidos característicos del planeta. También contiene 115 imágenes (+1 de calibración) donde se explica en lenguaje científico la localización del Sistema Solar, las unidades de medida que se utilizan, características de la Tierra y características del cuerpo y la sociedad. Este disco fue ideado por un comité científico presidido por el astrónomo Carl Sagan quien, refiriéndose al mensaje, aseguro que su objetivo principal no es el ser descifrado, por el hecho de que su simple existencia pone de manifiesto la existencia de los humanos, así como sus esfuerzos por contactar con vida inteligente con capacidad técnica que pudiera existir fuera del Sistema Solar.

En la galaxia de la Vía Láctea debe haber muchos planetas millones de años más viejos que la Tierra, y algunos miles de millones de años más viejos. ¿Es posible que no haya vida inteligente y nos hayan visitado? En todos los miles de millones de años que han pasado desde el origen de nuestro planeta, ¿no hubo nunca una nave forastera de procedente de una civilización distante que estudiera nuestro mundo desde arriba, y que se posara lentamente en la superficie para que lo observaran libélulas iridiscentes, reptiles apáticos, primates chillones u hombres asombrados? La idea es muy natural. Se le ha ocurrido a cualquiera que se la haya planteado, aunque sólo sea de paso, la cuestión de la vida inteligente en el universo. ¿Pero ha sucedido esto realmente? El tema crítico es la cualidad de las pruebas aportadas, que hay que escrutar de modo riguroso y escéptico, no lo que suena plausible, no el testimonio sin pruebas de uno o dos autoproclamados testigos. De acuerdo con estas normas no hay casos seguros de visitas extraterrestres, a pesar de todas las afirmaciones sobre ovnis y sobre antiguos astronautas que a veces hacen pensar que nuestro planeta está inundado de huéspedes no invitados. Yo desearía que no fuera así. Hay algo irresistible en el descubrimiento de una simple muestra, quizás de una compleja inscripción, y mucho mejor si contiene la clave para comprender una civilización extraña y exótica. Es una atracción que los hombres ya hemos sentido en otras ocasiones.

Hoy en día estamos buscando mensajes de una civilización antigua y exótica, escondida de nosotros no sólo en el tiempo, sino también en el espacio. Si llegáramos a recibir un mensaje de radio de una civilización extraterrestre, ¿cómo podríamos comprenderlo? Esta inteligencia extraterrestre será elegante, compleja, internamente coherente y absolutamente extraña. Como es lógico los extraterrestres desearán enviarnos un mensaje lo más comprensible posible. Pero, ¿cómo se consigue esto? Creemos que hay un lenguaje común que han de tener las civilizaciones técnicas, por diferentes que sean. Este lenguaje común es la ciencia y las matemáticas. Las leyes de la naturaleza son idénticas en todas partes. Las formas de los espectros de estrellas y galaxias lejanas son las mismas que las del Sol o las de los experimentos adecuados de laboratorio: no sólo existen los mismos elementos químicos en todas partes del universo, sino que las mismas leyes de la mecánica cuántica que gobiernan la absorción y emisión de radiación por los átomos son válidas en todas partes. Las galaxias distantes que giran alrededor de la otra siguen las mismas leyes de la física gravitatoria que gobiernan el movimiento de la caída de una manzana en la Tierra, o la ruta del Viajero (Voyager) hacia las estrellas. Las estructuras de la naturaleza son las mismas en todas partes. Un mensaje interestelar destinado a que lo comprenda una civilización emergente debería ser fácil de descifrar.

No esperamos encontrar una civilización técnica avanzada en ningún otro planeta de nuestro sistema solar. Si estuviera atrasada sólo un poco con relación a nosotros...por ejemplo 10.000 años, no dispondría de ningún tipo de tecnología avanzada; si estuviera un poco más avanzada que nosotros que estamos explorando ya el sistema solar, sus representantes deberían estar ya entre nosotros. Para comunicar con otras civilizaciones necesitamos un método que no sólo sea adecuado para las distancias interplanetarias, sino también para distancias interestelares. Lo ideal sería que el método fuese económico, para poder enviar a coste muy bajo enormes cantidades de información; rápido para hacer posible un diálogo interestelar; y obvio, de modo que si hay vida inteligente en la galaxia con capacidad tecnológica, sea cual fuere su camino evolutivo, lo descubra pronto. Es sorprendente, pero este método existe. Se llama radioastronomía.

El observatorio de Arecibo se ha utilizado para la búsqueda de señales inteligentes procedentes de civilizaciones del espacio y en una sola ocasión para transmitir un mensaje a M13, un cúmulo globular distante de estrellas, y dejar claro, al menos para nosotros, que disponemos de capacidad técnica para participar en los dos extremos de un diálogo interestelar.

El observatorio de Arecibo podría transmitir en un período de pocas semanas a un observatorio comparable de un planeta de una estrella próxima toda la Encyclopaedia Britannica. Las ondas de radio se desplazan a la velocidad de la luz, 10.000 veces más rápido que un mensaje incluido en nuestra nave espacial más veloz. Los radiotelescopios generan en gamas estrechas de onda señales tan intensas que pueden detectarse a distancias interestelares inmensas. El observatorio de Arecibo podría comunicarse con un radiotelescopio idéntico situado en un planeta a 15.000 años luz de distancia, a medio camino del centro de la galaxia Vía Láctea, si supiéramos exactamente hacia dónde dirigirlo. Y la radioastronomía es una tecnología natural. Prácticamente toda la atmósfera planetaria, sea cual fuere su composición, tendría que ser parcialmente transparente a las ondas de radio. Los mensajes de radio no sufren mucha absorción o dispersión por el gas situado entre las estrellas, del mismo modo que una emisora de radio de España puede oírse fácilmente en Francia aunque la contaminación haya reducido allí la visibilidad en las longitudes de onda ópticas a unos pocos kilómetros. Hay muchas fuentes cósmicas de radio que son naturales y que no tienen ninguna relación con vida inteligente: pulsars y quasars, exteriores de las estrellas; cualquier tecnología capaz de detectar radiaciones de cualquier longitud de onda tendría que descubrir con bastante rapidez la parte de radio del espectro.


Puede haber otros métodos efectivos de comunicación que tengan méritos importantes: las naves interestelares, los lásers ópticos o infrarrojos, los neutrinos pulsados, las ondas de gravedad moduladas, o algún tipo de transmisión que no descubriremos ni en mil años. Las civilizaciones avanzadas pueden haberse graduado mucho más allá de la radio en sus propias comunicaciones. Pero la radio es potente, barata, rápida y sencilla. Sabrán que una civilización atrasada como la nuestra que desea recibir mensajes de los cielos es probable que recurra primero a la tecnología de radio. Quizás tendrán que sacar con ruedas los radiotelescopios de su Museo de Tecnología Antigua. Si tuviéramos que recibir un mensaje de radio, por lo menos tendríamos algo de qué hablar: de radioastronomía.

Pero, ¿Hay alguien ahí fuera con quien hablar?
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La vida inteligente en el universo, puede ser tan extraña como no podemos hacernos idea