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Glosario de Astronomía
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Calendario
Sistema convencional de planificación y registro del tiempo adaptado a la duración de los periodos temporales relevantes para las actividades humanas y de duración superior a un día. Un calendario combina unidades de tiempo como los días, semanas, meses, años y, en ocasiones, múltiplos de años. Estos periodos están basados en última instancia en fenómenos astronómicos (rotación terrestre, fases lunares, traslación terrestre). Un calendario práctico debe combinar estos periodos por unidades enteras pero, dado que estos lapsos temporales no son múltiplos unos de otros, es necesario aplicar algunas reglas convencionales que permitan efectuar esas combinaciones de manera aproximada. Cada calendario se diferencia de los demás por esas reglas de combinación. Así, los calendarios judío y musulmán realizan esfuerzos aritméticos considerables con la intención de conservar el inicio y fin de los meses acompasados con las fases de la Luna, aunque esto implique desajustes severos con las estaciones del año: se trata de calendarios de carácter lunar. Los calendarios occidentales, en cambio, aspiran a mantener las estaciones del año en fechas fijas e ignoran las fases lunares: son calendarios solares. Otros calendarios, más complejos, combinan ciclos tanto lunares como solares. El calendario occidental actual recibe el nombre de gregoriano, está en vigor en los países católicos desde 1582 y centra sus mecanismos de ajuste en mantener la duración del año civil lo más ajustada posible a la duración del ciclo de las estaciones, el llamado año trópico.

Calidad de imagen (seeing)
La atmósfera de la Tierra perturba los rayos de luz que la atraviesan y esto afecta a la nitidez de las imágenes de los cuerpos celestes que se obtienen desde la superficie terrestre. Las estrellas, que desde el espacio exterior aparecen como objetos perfectamente puntuales, vistas desde el suelo se convierten en pequeños borrones luminosos. El tamaño aparente de las imágenes estelares proporciona una buena medida de la cantidad de turbulencia que impera en la atmósfera. El parámetro de calidad de imagen, más conocido por su nombre en inglés, seeing, corresponde justamente a este concepto: el tamaño aparente de las imágenes estelares, que suele medirse en segundos de arco. La calidad de imagen mejora, es decir, el seeing se reduce (las estrellas aparecen más pequeñas) cuanto más estable sea la atmósfera. Por eso los grandes observatorios astronómicos se sitúan en emplazamientos muy elevados sobre el nivel del mar y con cielos lo más calmos posible.

Canibalismo galáctico
Proceso por el cual una galaxia se "come" a otra u otras galaxias menos masivas que no pueden escapar de la atracción gravitatoria ejercida por la primera. Este efecto hace que aumente la masa y se modifiquen las propiedades físicas de la galaxia "caníbal", la cual en ocasiones llega a transformarse en una galaxia activa debido a esta perturbación. Así, por ejemplo, parte de las estrellas y el gas que constituyen nuestra Galaxia provienen de encuentros con otras galaxias menores como la enana de Sagitario.

Catálogo
En astronomía se denomina catálogo a una recopilación de objetos y/o datos astronómicos que están relacionados entre sí. Existen numerosos tipos de catálogos. Los más comunes son los que conciernen un tipo concreto de objeto celeste, como pueden ser los de galaxias, estrellas cercanas o exoplanetas (los que están fuera del Sistema Solar). Sin embargo, también existen numerosos catálogos de objetos astronómicos recopilados a partir de exploraciones del cielo en diferentes rangos de longitud de onda, o frecuencia. Así, se pueden encontrar catálogos de fuentes de rayos X, de radio o infrarrojas, que no distinguen entre el tipo de objeto celeste. Finalmente, existen catálogos de datos astronómicos particulares como, por ejemplo, magnitudes (brillos) de estrellas. Actualmente, los catálogos han pasado a formar parte de las bases de datos astronómicas, no haciéndose distinción, en muchos casos, entre los unos y las otras.

CCD
Siglas de la expresión inglesa charge-coupled device, que se suele traducir como "dispositivo de carga acoplada". Se trata de un dispositivo detector de luz basado en materiales semiconductores como el silicio. Los fotones de la luz incidente arrancan electrones de la red cristalina del silicio. Una red de electrodos estampada sobre la masa de silicio captura esos electrones y permite su lectura de manera ordenada, de modo que al final puede reconstruirse la distribución espacial de la luz que incidió sobre el dispositivo. Los CCD son muy sensibles y permiten detectar luz visible, así como también en el infrarrojo y el ultravioleta cercanos. Se trata del tipo de detector más utilizado en la astronomía observacional moderna.

Cefeida
Estrella variable intrínseca que pulsa (cambia ligeramente de tamaño), lo que induce unas alteraciones de brillo que presentan una correlación muy estrecha el periodo de cambio y la luminosidad. Dicho de otro modo, cuanto más brillante es una cefeida, más lentas son sus pulsaciones. Por lo tanto, al medir el periodo de pulsación de una cefeida se puede deducir cuál es su luminosidad y de ahí se puede colegir la distancia. El nombre de esta clase de estrellas variables procede de la constelación de Cefeo, porque en esa zona celeste se encuentra la estrella que sirve de prototipo para esta categoría.

Cenit
Punto que se encuentra justo por encima de nuestras cabezas. Para un observador es el punto más alto de la esfera celeste, su altura es de 90 grados. Astronómicamente viene definido por la intersección de la vertical astronómica (que es una línea paralela a la gravedad efectiva, lo que equivale a la denominada dirección de la plomada) con la semiesfera superior del observador. El punto diametralmente opuesto es el nadir, que se encuentra a 180 grados del cenit. Los objetos que pasan por el cenit son aquellos que tienen una declinación igual a la latitud del lugar

Ciclo solar
El Sol es una estrella activa (magnética) y variable. Desde 1849 se contabiliza diariamente el número de manchas solares y los registros se han ampliado hasta 1610, cuando Galileo las observó por primera vez con telescopio. Así se ha comprobado que el número de manchas observadas aumenta desde prácticamente ninguna hasta más de cien, decrece de nuevo, y así sucesivamente, con un periodo de unos once años: el ciclo de actividad solar. Durante cada ciclo, los grupos bipolares del hemisferio norte solar muestran una orientación magnética opuesta a la de los grupos del hemisferio sur, y ésta se invierte en el siguiente periodo undecenal: el auténtico ciclo magnético solar es de veintidós años. Al comienzo de un ciclo las manchas aparecen entre unos 30 y 40º de latitud y, según éste avanza, van surgiendo más cerca del ecuador. También la ubicación, frecuencia e intensidad de otros fenómenos magnéticos varían a lo largo del ciclo solar. Aunque se conocen muchos detalles sobre el ciclo de actividad, su naturaleza y causas son todavía una de las grandes cuestiones abiertas de la física solar, y no disponemos de un modelo que permita predecir con fiabilidad el número de manchas en el futuro.

Cinturón transneptuniano (o de Kuiper, o de Edgeworth Kuiper)
Es el conjunto de cuerpos (objetos transneptunianos, TNO por sus siglas en inglés) que se encuentran en una región en forma de anillo que se extiende desde la órbita de Neptuno hasta unas 47 unidades astronómicas, y que está en el plano de la eclíptica. Existen al menos tres tipos de TNO en esa región: los clásicos, cuyas órbitas son bastante circulares y poco inclinadas; los resonantes, objetos cuyas órbitas están en resonancia con el movimiento de Neptuno (es decir, tienen períodos del tipo 2:1 o 3:2, es decir, dan una vuelta alrededor del Sol en el mismo tiempo que Neptuno da 2, etc.); y los dispersados, TNO con órbitas muy alargadas y que pueden estar más inclinadas respecto de la eclíptica, por ejemplo el mayor TNO conocido, Eris. La existencia del cinturón fue postulada en 1980 por Julio Fernández, quien demostró que los cometas de corto período son objetos provenientes de este cinturón. El primero de estos objetos, 1992 QB1, fue observado por Jean Luu y David Jewitt en 1992.

Color
En astronomía se hace un uso bastante peculiar de la palabra color. Por supuesto, sigue haciendo referencia a la tonalidad de la luz que emiten los cuerpos celestes, sobre todo las estrellas, pero se cuantifica en términos numéricos precisos y puede someterse a medidas objetivas por medio de telescopios e instrumentos. Para valorar el color de un astro se mide la intensidad de la luz que recibimos de él en dos intervalos diferentes del espectro electromagnético. Imaginemos una estrella y, para fijar ideas, consideremos que medimos su brillo en la zona de los tonos verdes del espectro: esa medida la denominaremos V. Midamos luego el brillo en la región azul del espectro y llamemos B al resultado. Si tanto B como V se miden en las unidades habituales en astronomía, magnitudes estelares, la diferencia de ambos números, B-V, es el color o índice de color del objeto. Así, estrellas con colores negativos tienen tonalidades ligeramente azuladas, las que tienen color cero brillan igual en B que en V y por tanto son blancas, mientras que los astros amarillentos y anaranjados tienen índices de color mayores, hasta llegar a valores superiores a 1.5, que corresponden a estrellas rojizas. El Sol tiene un índice de color B-V de 0.66. Por supuesto, cabe definir otros índices de color en astronomía empleando otras regiones del espectro en lugar de B y V, y de hecho se hace con mucha frecuencia.

Cometas
Los cometas (del griego kometes que significa "astro con cabellera") son cuerpos menores, de una pocos metros hasta algunos kilómetros de diámetro, compuestos de hielo y silicatos. Se trata básicamente de grandes bolas de hielo sucio. Sus órbitas, normalmente muy alargadas, los llevan a pasar la mayor parte del tiempo muy alejados del Sol, en regiones frías del Sistema Solar. Pero cuando se acercan al astro rey, se calientan y el hielo (principalmente de agua) se sublima pasando de estado sólido a gas. Este gas, que escapa del núcleo sólido del cometa, arrastra consigo partículas de polvo y forman las extensas nubes alrededor del cometa llamadas cabellera o coma. Los materiales que forman la coma son arrastrados en sentido opuesto al Sol por el viento solar y dan lugar a las colas cometarias. Existen al menos tres tipos de cometas: los de corto período o de la familia de Júpiter, objetos con un período orbital menor que 20 años y órbitas apenas inclinadas respecto de la eclíptica; los de tipo Halley, con órbitas más alargadas, períodos de decenas de años e inclinaciones que pueden ser muy grandes; y los de largo período, con orbitas alargadísimas y períodos que van desde miles de años hasta objetos que han pasado por la cercanía del Sol una única vez desde los orígenes del Sistema Solar.

Conexión Sol-Tierra
El Sol influye en nuestro planeta a través de su radiación visible (es el 99% de la energía emitida y varía sólo un 0,2–0,3% con el ciclo solar), la radiación ultravioleta y rayos X (muy energéticos y con cambios superiores al 50%) y el flujo de partículas cargadas (viento solar). La correlación observada entre mayor actividad solar y mayor temperatura en Tierra sugiere que el Sol debe ser parcialmente responsable de la variabilidad de nuestro clima. Pero los últimos informes del  Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés)  indican que los factores de origen humano (que podemos modificar) son abrumadoramente más importantes que los solares (siempre presentes e incontrolables). La cambiante meteorología espacial viene determinada por las emisiones de partículas cargadas desde el Sol y, a pesar de la protección de la magnetosfera terrestre, influye notablemente sobre nuestro entorno: es responsable de las espectaculares auroras polares (boreales y australes); las tormentas magnéticas afectan a satélites artificiales y naves espaciales, sus instrumentos y tripulantes, perturban las comunicaciones por radio y satélite, y causan problemas en aparatos magnéticos y redes de tuberías y fluido eléctrico. El estudio y predicción de la meteorología espacial es un desafío imprescindible en nuestro mundo, tan dependiente del espacio.

Constante de Hubble
El universo se encuentra en expansión. Esta expansión se produce actualmente a un ritmo determinado, el cual se mide por medio de la constante de Hubble, cuyo símbolo es H0. Su valor se estima en unos 71 kilómetros por segundo y por megapársec. Esto quiere decir que la expansión del universo hace que los cúmulos de galaxias se alejen unos de otros, y lo hacen a un ritmo tal que por cada megapársec de distancia (o sea, cada 3 millones de años-luz) la velocidad de alejamiento se incrementa en 71 kilómetros por segundo. La expansión del universo se ha producido a ritmos diferentes en otros momentos de la historia del cosmos y para medirla se recurre al parámetro de Hubble, H, que representa el mismo concepto que la constante de Hubble pero aplicado no al cosmos actual, sino al del pasado o el futuro.

Constelación
Cada una de las 88 regiones arbitrarias en las que se divide el firmamento con el fin de clasificar y designar los cuerpos celestes. En tiempos antiguos se entendía por constelación más bien una alineación o figura de estrellas, pero el concepto actual corresponde a parcelas completas de la bóveda celeste con todo su contenido. Las fronteras entre constelaciones son totalmente arbitrarias, carecen de relación alguna con la realidad física y fueron fijadas en la década de 1930 por la Unión Astronómica Internacional. Dentro de una misma constelación se encuentran estrellas y otros objetos astronómicos de muchos tipos que carecen de relación entre ellos.

Contaminación lumínica
Una de las definiciones más aceptadas de contaminación lumínica la describe como la emisión de flujo luminoso procedente de fuentes artificiales nocturnas con intensidades, direcciones o rangos espectrales (colores) innecesarios para las actividades que se planea desarrollar en la zona iluminada. Así, para que una instalación de alumbrado no se considere contaminante debería alumbrar con un flujo luminoso adecuado (no excesivamente intenso), no debe invadir fincas colindantes (lo que supondría intrusión lumínica y por lo tanto molestias para los vecinos) y no debe emitir luz en colores inadecuados. Una definición más genérica identifica la contaminación lumínica con cualquier perturbación artificial de las condiciones naturales de oscuridad de la noche. Desde este punto de vista todo alumbrado nocturno es contaminante y solo cabe tratar de diseñarlo de manera que la perturbación sea la mínima. La contaminación lumínica, en forma de luz emitida hacia el cielo de manera directa o tras reflejarse en fachadas y pavimentos, supone una amenaza muy seria para la astronomía tanto profesional como no profesional, e implica para la población general la pérdida del cielo nocturno como parte del paisaje natural y como patrimonio cultural. A pesar de los esfuerzos en curso por combatir la contaminación lumínica, la tendencia en los países occidentales y en especial en España es a empeorar a pasos acelerados, lo que presagia un futuro poco esperanzador para la contemplación del cielo nocturno y para su estudio científico, incluso desde los observatorios más avanzados situados en nuestro territorio.

Cosmología
En los términos más generales posibles se puede definir la cosmología como la rama de la Física que estudia el universo como un conjunto. Una definición tan amplia abarca multitud de campos de estudio más o menos alejados, como la cosmología teórica (estudio de modelos físico-matemáticos que describan la historia del universo de manera general), el estudio de la formación de estructuras a gran escala en el universo primitivo, las investigaciones acerca de los primeros instantes de existencia del cosmos o el análisis de la radiación de fondo de microondas, por mencionar solo algunos de sus contenidos. La cosmología es una disciplina científica floreciente y sólidamente asentada sobre observaciones y teorías, pero a principios del siglo XX solía considerarse un asunto especulativo y poco adecuado para científicos de carrera.

Cosmos
En su acepción más general, un cosmos es un sistema armonioso, ordenado. Proviene del griego y significa "orden, dispuesto de manera ordenada" y es la noción antagónica del caos. Hoy en día se usa como sinónimo del término universo. En el área de la cosmología, el término cosmos suele usarse de un modo técnico refiriéndose a un espacio-tiempo continuo en el (postulado) multiuniverso.

Cuásar (quasar)
Clase de galaxias activas muy lejanas observadas por primera vez a finales de los años cincuenta mediante radiotelescopios. La fuente de las ondas de radio coincidía con la de un objeto que en luz visible parecía una estrella; de ahí su nombre, apócope de quasi-stell radio source, (radiofuente casi estelar). Pero el estudio de su espectro de luz desveló que en realidad son objetos extragalácticos a miles de millones de años-luz de distancia, los más lejanos que se conocen. Posteriormente se han observado multitud de estas galaxias y se ha reservado el término QSO (quasi-stellar objects, objetos cuasiestelares) para aquellas con baja o nula emisión en radiofrecuencias.

Cuerpos menores
Son los objetos que orbitan en torno al Sol y no encajan en la definición de planetas ni de planetas enanos. Actualmente se incluyen en esta categoría todos los asteroides del Sistema Solar con la excepción de Ceres (que es un planeta enano), los Centauros, la mayoría de los objetos transneptunianos y los cometas. Algunos de los cuerpos menores del Sistema Solar más grandes, como los asteroides Palas, Vesta e Higiea, o los transneptunianos Quaoar y Varuna, pueden reclasificarse en el futuro como planetas enanos si se comprueba que son cuerpos esferoidales que están en equilibrio hidrostático.

Cúmulo de galaxias
Agrupación de galaxias de entre 50 y 100 miembros, con concentraciones de gas caliente y materia oscura. Estas galaxias se mantienen unidas entre sí gracias a la interacción gravitatoria, y los cúmulos presentan masas cercanas a 10 billones de veces la del sol. Los cúmulos de galaxias miden normalmente decenas de megapársecs (decenas de millones de años-luz). La formación de estas agrupaciones se suele situar en períodos entre hace diez mil millones de años y la actualidad. Algunos ejemplos de estas aglomeraciones de galaxias son el cúmulo de Virgo, el de Hércules y el de la Cabellera de Berenice.

Curva de rotación de las galaxias
Representación gráfica de la velocidad orbital de las estrellas o el gas de una galaxia en función de la distancia al centro de la misma. Las observaciones muestran que las estrellas giran alrededor del centro de las galaxias a una velocidad constante, independiente de la distancia al centro de las mismas, para un gran rango de distancias. De este modo, giran mucho más rápido de lo que cabría esperar a partir de las predicciones de la dinámica newtoniana bajo la suposición de que toda la masa es "visible". Esta discrepancia sugiere la presencia de materia oscura que puebla las galaxias y se extiende hasta los halos de las mismas. Una explicación alternativa consistiría en la modificación de las leyes de la gravitación (MOND, según sus siglas en inglés).

Curvatura del espacio
La relatividad general describe el universo en un espacio matemático abstracto de cuatro dimensiones, el espacio-tiempo, donde tres dimensiones corresponden a las tres direcciones clásicas del espacio y la cuarta dimensión representa el tiempo. Tal y como predicen las ecuaciones de Einstein, la presencia de cualquier cantidad de materia o energía hace que el espacio-tiempo tetradimensional deje de ser euclídeo (plano), y siempre esté curvado. Sin embargo, la parte estrictamente espacial del espacio-tiempo (o, en la jerga relativista, las hipersuperficies espaciales del espacio-tiempo) pueden estar curvadas o no curvadas, dependiendo de la distribución de materia y energía. Dicho de otro modo, aunque el espacio-tiempo esté curvado, su "porción" espacial podría no estarlo. Cuando se considera el universo a gran escala se aplica al mismo la teoría de la relatividad general y se deduce que si el cosmos posee un cierto contenido de materia y energía, entonces su espacio-tiempo tiene que estar curvado. Sin embargo, los modelos cosmológicos de más éxito son compatibles con curvaturas espaciales de diversos tipos. La parte espacial del cosmos podría ser "plana", es decir, euclídea o, dicho de otro modo, los tres ángulos de un triángulo de dimensiones colosales sumarían siempre 180 grados. Pero también es posible que el espacio (no el espacio-tiempo) presente una geometría no euclídea bien de curvatura negativa (los tres ángulos de un triángulo sumarían menos de 180 grados) o bien de curvatura positiva (los tres ángulos sumarían más de 180 grados). Los estudios recientes indican que el espacio, a las mayores escalas, tiene curvatura nula, es decir, posee una geometría euclídea.

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